SER UNIVERSITARIO
Requisitos para la unidad
Por Álvaro Abellán3 min
Opinión14-01-2007
“Los políticos no hemos sabido estar a la altura”, sostiene Ibarretxe. Frase para el recuerdo, similar a la de “hoy estamos mejor que ayer, pero peor que mañana”, de Zapatero, a pocas horas del atentado con la bomba más potente que jamás ha puesto ETA. Nuestros políticos se han sumado a la moda Zapatero: frases hermosas vacías de significado; o incluso con un valioso significado… si detrás hubiera algo de verdad. Derrotar al terrorismo requiere en España de la unidad de los partidos políticos. Es cierto. Pero una unidad auténtica, duradera, capaz de resistir las artimañas de ETA, sean estas vestidas con pólvora o con palabras. Una unidad así no puede ser fruto de palabras bonitas, ni siquiera de buenas intenciones. La unidad profunda y firme requiere, al menos, dos exigencias. La primera exigencia para la unidad es apostar por el bien común frente a los intereses particulares. Mientras los partidos se afanen en buscar réditos electorales, mientras los líderes se preocupen por quedar mejor que sus rivales, mientras cada uno quiera para sí el protagonismo de acabar con el terrorismo… la unidad será imposible. Menudos huevos hay que tener para hacer un mitin político y partidista de la manifestación convocada por su partido 24 horas después de confesar un mea culpa por no haber sabido estar a la altura. Si en algo no han estado a la altura, es precisamente en vender política partidista en lugar de destacar lo que todos tienen en común: ¿A qué viene volver a las andadas horas después de tan aparentemente noble reflexión? La segunda exigencia para la unidad, mucho más fácil de cumplir si existe voluntad para la anterior, es la de apostar por la verdad. Cuando uno está dispuesto a renunciar a sí mismo, reconocer la verdad de las cosas -frente al “yo pienso”, “yo creo”, “para mí”…- resulta mucho más fácil. En este caso, la verdad de las cosas nos dice algo muy sencillo: ETA es una organización terrorista, no un partido político; por lo tanto, hay que luchar contra ETA, por el fin y la derrota definitiva de ETA, con todas las armas del Estado de derecho, y no “dialogar” con ella convertirla en protagonista de una futura “paz” sin justicia. En esto deberían estar de acuerdo todas las fuerzas políticas y si no lo están, volvamos al punto anterior y dudemos muy gravemente de sus verdaderas intenciones. Empieza ahora un periodo muy complicado en la política antiterrorista española. Un periodo donde, además de la grave situación en que ha colocado la vergonzosa política antiterrorista del Gobierno, nos sumergimos en el último año previo a las elecciones generales. Necesitamos, por lo tanto, unidad del pueblo español en su mensaje claro y contundente contra del terrorismo. Un pueblo que debe permanecer unido frente a las miserias de sus representantes también con la doble exigencia sostenida arriba: perseguir el fin definitivo de ETA por encima del resto de intereses particulares, y perseguirlo sin ambigüedades, con mensajes y actitudes claras, que ahoguen y desesperen a ETA, que la acorralen y la anulen, que la hagan temblar y dudar de sí misma, como ya conseguimos una vez en tiempos no tan lejanos.