SER UNIVERSITARIO
ZP: manipulador manipulado
Por Álvaro Abellán3 min
Opinión31-12-2006
Zapatero, ese bobo solemne -qué magistral descripción para la literatura y la historia-, es un claro ejemplo de manipulador manipulado. Lo anunciamos hace tiempo, pero es ahora cuando sus trucos le han explotado en las manos, en Navidad y nada más jactarse de lo bien que iban las cosas. Zapatero ha usado el lenguaje a su antojo, y eso jamás queda impune. Porque el lenguaje no es algo ajeno a nosotros que se pueda retorcer y falsear según nuestros intereses particulares. El lenguaje es parte del hombre, configura su pensamiento, su cultura, su realidad social, etc. Quien manipula el lenguaje acaba por manipularse a sí mismo. “Proceso de paz” es una de tantas y tantas expresiones peligrosas y desacertadas que ha usado Zapatero desde su llegada al poder. Lo que se espera de un Gobierno de España respecto de ETA es que pida su desmantelamiento, su rendición, su abandono definitivo de las armas, su disolución, etc. Como corresponde a toda organización ilegal e inmoral. Hablar de “proceso de paz” tal vez de votos, suponga aplausos, encienda la esperanza en los corazones, etc., pero es una solemne imbecilidad. Primero, porque no es verdad; y segundo, porque encierra lamentables consecuencias. Hablar de “proceso de paz” es mentira porque aquí no hay dos legítimos ejércitos o Estados enfrentados; porque los asesinos nunca pueden ser interlocutores políticos válidos; porque la paz no es lo mismo que la ausencia de violencia; porque, además, no ha cesado la violencia, ni la guerra callejera, ni las amenazas, ni las extorsiones a empresarios, ni las persecuciones por razones políticas; porque ETA nunca ha mostrado verdadero interés por dejar las armas; porque ETA y Gobierno hablan idiomas distintos y eso imposibilita el diálogo; etc. Pero hablar de “proceso de paz”, además de ser manipulador es estúpido, porque da toda la fuerza al terrorista y se la quita al Estado de Derecho. Hablar de “proceso de paz” implica que un atentado es responsabilidad tanto de ETA como del Gobierno -que fracasa en las negociaciones-; hablar de “proceso de paz” es preparar a Otegi o al asesino Ternera para Nobel de la Paz; hablar de “proceso de paz” es hablar de concesiones políticas por ambas partes; hablar de “proceso de paz” es dar por bueno que estamos en guerra. Eso, respecto del “proceso de paz”, pero el bobo solemne nos deja perlas todos los días; y dolorosa -aunque como era lamentablemente previsible- ETA le ha colocado en su sitio. El bobo solemne preguntó a 24 horas de un atentado en la t-4 del aeropuerto más grande de España que se está mejor “cuando hay un alto al fuego permanente que cuando había bombas”. Cuando sostenía confiado que “hoy estamos mejor que hace un año”, una furgoneta cargada con 200 kilos de explosivos iba camino de uno de los centros neurálgicos de la capital de España. La derrota del terrorismo requiere de la unidad de los demócratas; requiere de un apoyo cerrado y firme al Gobierno de turno; requiere de la comunicación constante y fiel de los dos grandes partidos nacionales. Pero, para lograr todo eso, hacen falta unas mínimas exigencias, y la primera de ellas es hablar con sinceridad; procurar un diálogo sin retorcer el lenguaje, sin expresiones manipuladoras ni gestos para la galería; un diálogo desde la convicción de que o ganamos todos, o no gana nadie. Mientras el presidente de turno se crea el salvador del mundo, seguirá condenándonos a todos, también a sí mismo.