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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Los minutos de la basura

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España17-12-2006

Los minutos de la basura es un concepto empleado en el mundo deporte para definir los instantes finales de un partido en el que ya está todo decidido. Visto para sentencia que diría el tópico. Los minutos de la basura son irrelevantes para el resultado final y se caracterizan por ser aburridos, carentes de emoción. El juego continúa porque la bocina o el árbitro todavía no han decretado el final, pero lo mejor del partido ya ha pasado. Quien no apaga el televisor o decide permanecer en el estadio es, o bien por que la entrada le ha costado una pasta y piensa amortizarla hasta el último suspiro, o porque aún espera disfrutar de alguna genialidad aislada de alguno de los jugadores. Pero poco más. Los minutos de la basura se dan generalmente por dos razones. La más común es cuando uno de los dos equipos ha sido muy superior al otro y llega al tramo final con un resultado holgado a su favor. La diferencia es demasiado abultada para que el otro equipo remonte en tan poco tiempo. Por ello el que va perdiendo cae en la impotencia y el que gana se aburguesa. Un pestiño vamos. Pero luego esta el caso en el que los dos equipos encaran la recta final del partido con un empate y se conforman con ese resultado. A diferencia del caso anterior, aquí ya no es la impotencia del que va perdiendo o la indeferencia del que va ganado, sino el miedo, el que hace que los minutos de la basura hagan acto de presencia. El desgaste ha sido tal que recibir un gol al final sería un palo demasiado duro de soportar. Por eso dejan de jugar a ganar para jugar a no perder. Pensando en que podría haber sido peor, juegan con el objetivo de no cometer ningún error con el que puedan cabrear a su afición. Empiezan a pensar en el siguiente partido, en cómo podría afectarles una derrota así en la competición. Lo mejor en este caso, por tanto, es mover el balón en el centro del campo y alejarlo de las zonas de peligro. Mientras los minutos de la basura se van consumiendo con el único riesgo de que aparezca alguien que, de manera individual, decida saltarse el miedo reinante y con una filigrana se cargue el partido. Una situación parecida a es la que se vive estos días en torno al proceso de negociación entre el Gobierno y ETA. El desgaste después de nueve meses de tira y afloja ha sido enorme y las expectativas formuladas también demasiado grandes como para irse ahora a casa con una derrota. Ninguna de las partes ha conseguido ser claramente superior, por ello, tanto unos como otros, ya no juegan por la paz sino por no perder. Mejor dicho, por salvar la imagen de cara a sus respectivas bases que no les perdonarían un error. Juegan pensado en el siguiente partido, en las mofas de los seguidores del eterno rival. Ambos juegan ya pensando en como puede afectar el resultado del proceso en el global de la competición, cuya primera final será en mayo del año próximo. De este modo, la negociación lleva un tiempo largo sin avanzar. Ha entrado en sus minutos de la basura. Ninguna de las partes implicadas se atreve arriesgar. ETA con su discurso de máximos por un lado y el Gobierno reiterando que sin ausencia de violencia no hay ninguna posibilidad por el otro. Podría haber sido peor, piensan y mueven el balón en el centro del campo. Un aburrimiento. Ahora tan sólo queda que uno de los dos se decida a poner fin al partido con todo lo que ello significaría sobre lo anterior. O eso, o que se produzca la genialidad que todavía muchos esperan. Esa jugada maestra que decida el partido en favor de uno de los dos equipos. Algo así se cargaría por completo los dichosos minutos de la basura. No obstante, antes convendría recordar otra máxima del deporte. Aquella que dice que el que juega a no perder, acaba perdiendo.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio