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IRAQ

Los “cálculos tácticos” retrasan la nueva estrategia de Bush

Por Miguel MartorellTiempo de lectura1 min
Internacional17-12-2006

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, no se conforma únicamente con el Informe Baker/Hamilton que le recomienda una retirada paulatina de Iraq para dibujar las líneas de su estrategia en el país mesopotámico. A la espera de que la cúpula militar aporte el otro lado de la moneda con la que Bush pretende afrontar su “nuevo enfoque” para Iraq, los estadounidenses tendrán que esperar hasta enero para escuchar los planes de su presidente.

Desde la Casa Blanca se alega que existen muchos "cálculos tácticos" que tienen que ver con "asuntos de Estado" para explicar el retraso del discurso a la nación de Bush. Aunque estaba previsto para antes de Navidad, no será hasta enero cuando Bush comparezca ante los medios y explique la orientación que pretende darle al conflicto en Iraq. "Queda mucho trabajo por hacer", señalan en Washington, mientras Bush dedica su tiempo a escuchar dictámenes, ideas y planes de las muchas partes implicadas en Iraq. Pese a todo, la opinión de la cúpula militar será decisiva a la hora de tomar una decisión, como bien matizó Bush cuando anunció que estudiaría el Informe Baker/Hamilton Los últimos encuentros que mantuvo unieron Iraq y EE.UU. por videoconferencia, en la que el comandante en jefe de las tropas en el país mesopotámico, George Casey, expuso al presidente, al Pentágono y a los mandos militares la situación que vive Iraq. Para la Administración Bush, todas estas opiniones e ideas deben cristalizar en un cambio para Iraq, dado que el varapalo de las legislativas y las encuestas sobre el asunto, así lo reclaman. Mientras, en Iraq la situación sigue siendo la de una dramática guerra civil entre facciones religiosas. El atentado más brutal ocurrió a primera hora de la mañana del martes día 12, cuando dos coches bomba conducidos por suicidas explotaron en una plaza donde cientos de chiíes esperaban una oferta de trabajo jornalero. El resultado del ataque fueron más de 65 muertos y más de 220 heridos de diversa gravedad, en un atentado que los testigos relataron con crudeza y cuya única definición pudo ser la que dio el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki: "una horrible masacre".

Fotografía de Miguel Martorell