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SIN CONCESIONES

SOSiego de ZP

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión25-06-2006

Muy nervioso debe de andar Zapatero para cometer tantos descuidos en el proceso que ha diseñado para acabar con ETA. El presidente del Gobierno lleva más de un año dando un paso atrás y dos al frente. Pide “sosiego” a los ciudadanos pero inmediatamente se lanza de manera kamikaze a la negociación con los terroristas. La primera vez que Rodríguez Zapatero reclamó sosiego fue en enero. Sin embargo, una semana antes él mismo había proclamado el “inicio del principio del fin” de la banda armada. Pasaron los días y no había rastro del más mínimo gesto de los etarras. Es más, tuvieron que pasar dos meses para que ETA anunciara un alto el fuego. Lo mismo sucede ahora. Ante las críticas de la oposición, la incomprensión de las víctimas y la desconfianza de los ciudadanos, Zapatero vuelve a apelar al sosiego. Sin embargo, lo hace horas después de que él mismo haya confirmado el inicio de un proceso de diálogo con ETA. El sosiego que pide Zapatero puede esconder un mensaje oculto. El presidente español se comporta como si estuviera secuestrado por los terroristas. Por un lado, el Síndrome de Estocolmo le empuja a considerar a Arnaldo Otegi un hombre de paz. Por otro lado, el subconsciente le permite enviar comunicados cifrados con mensajes en clave. Cuando Zapatero habla de “SOSiego” quizá está pidiendo socorro entre líneas. De lo contrario, nadie que aplique la lógica es capaz de comprender que un presidente del Gobierno pise el freno de las esperanzas de paz de los ciudadanos y al mismo tiempo pise a fondo el acelerador de la negociación con los terroristas. No hace caso a nadie y no escucha las advertencias de quienes en el pasado han dialogado con ETA. Parece obvio que Zapatero desatienda las palabras de Aznar pero resulta cuanto menos imprudente que también rechace los consejos de socialistas como Felipe González o Nicolás Redondo Terreros. Zapatero comenzó la legislatura con la idea preconcebida de lograr la desaparición de ETA y nada ni nadie va a apartarle de la meta que él mismo se ha marcado. Le da igual que el camino esté lleno de escollos, cambiar de sendero, tomar atajos peligrosos y perder acompañantes en este arriesgado viaje. Su actitud arrogante y egocéntrica puede dejarle solo. Mas tampoco le preocupa. Zapatero ha convertido la “paz” del País Vasco en un objetivo político y un reto personal. Su empeño en negociar con ETA simula cada vez más al obcecamiento de Aznar en secundar la guerra de Iraq. Curioso paralelismo entre dos formas distintas de buscar la paz. Si Aznar afirmaba a ciegas y sin pruebas la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq, Zapatero niega ahora la actividad terrorista pese a las pruebas irrefutables de violencia callejera y extorsión a empresarios en el País Vasco y Navarra. Quiere acabar con ETA sin importarle las condiciones, las circunstancias y los riesgos. Qué inmenso error. Todavía no ha aprendido que el fin nunca justifica los medios. El alejamiento del humanismo que practica le impide comprender que la dignidad del ser humano está siempre por encima de las demás cosas.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito