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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

Bailarle el agua a Morales

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía08-05-2006

Ay Morales, a mí no me llevan, porque no me da la gana. Así cantaba Carlos Vives hace unos cuantos veranos con su gota fría. Tiempo después, no está tan claro que un Morales no sea capaz de arrastrar masas y supuestos inteligentísimos hombres de estado tras él. Cuando fue elegido en las urnas para presidir Bolivia, a Evo lo tacharon de paleto simpático y le rieron las gracias y el jersey –tanto, que hasta llegamos a aprender que semejante prenda en Sudamérica se denomina chompa-. Hoy da la sensación de que se quiere pasar de puntillas sobre su nacionalización del negocio de los hidrocarburos y consentírsela cual extravagancia de personaje peculiar. Consumada la decisión, el presidente cocalero se ha reunido con sus homólogos de los alrededores, que le han manifestado su apoyo. Quizá su intención pase por contagiarles y que cunda el ejemplo. Si esto es así, el éxodo empresarial de América Latina está más que cantado: comenzará justo en el momento en que los beneficios desaparezcan o se tornen inseguros y, si bien en un primer momento esto abriría la puerta a dejar la riqueza exclusivamente en las manos de compañías nacionales, prescindir del empujón extranjero desaceleraría a la larga el crecimiento. En conclusión, pierde España, representada por Repsol YPF, pero también pierde Bolivia si deja escapar la colaboración de la madre patria y de una empresa que tiene la capacidad de proporcionar puestos de trabajo en determinadas zonas a costa del subsuelo local. Eso sí, a Morales no se le ha bajado de la nube debido a la tibieza con que se le ha tratado por la vía diplomática. El Gobierno español ha interpretado que es mejor dejar que el proyecto siga su curso y reaccionar sólo cuando se produzca el primer mordisco palpable. Al final, la expectación puede concluir en dos finales muy divergentes. El escenario más feliz sería un amable tirón de orejas a un utópico bienintencionado. El más temible supondría tener que soportar sin remisión el nacimiento de un nuevo estalinismo de corte sudamericano nacido sobre las cenizas de un supuesto intento de mejorar las condiciones de vida del pueblo. Y es que para ofrecer a los ciudadanos un futuro digno, existen otras vías al alcance del Estado.

Fotografía de Gema Diego