ANÁLISIS DE ESPAÑA
La octava fórmula de Zapatero
Por Alejandro Requeijo3 min
España07-05-2006
Cuando el debate en torno a que Cataluña se denominase como una nación estaba en plena efervescencia, Zapatero salió al paso y en un intento de calmar al personal aseguró tener hasta “8 fórmulas distintas para incluir el término en el Estatuto sin que esto afecte a la Constitución”. Es decir, ocho soluciones para amortiguar las aspiraciones de Carod, Maragall y compañía. Finalmente el líder del Ejecutivo no desveló cual de todas había utilizado. El caso es que la dichosa palabrita acabó introducida de forma más que ambigua en el preámbulo y no en el articulado. No obstante, es ahora cuando se esta viendo cual era la verdadera estrategia de La Moncloa a la hora de frenar las ansias nacionalistas e independentistas de la clase política catalana. Esta consiste en algo tan sencillo como el viejo café para todos. El ejemplo más inmediato –aunque no será el único- lo tenemos en Andalucía. La comunidad presidida por Chaves se acaba de autoproclamar “realidad nacional” y en su Estatuto se incluyen exigencias y competencias, si no iguales, muy parecidas a las aprobadas en la reforma catalana. Desde Cataluña ya han mostrado sus críticas a que el resto de comunidades alcancen los mismos privilegios que ellos. No sirve de nada que Cataluña se declare como nación si luego viene una comunidad como Andalucía, en la que más del 90 por ciento de sus ciudadanos se consideran españoles, cuna de tantos clichés del españolismo tradicional como los toros o las sevillanas (No se entiende Andalucía sin España y viceversa) y también se declare como nación, o algo parecido. En la práctica, los catalanes no tienen razones para quejarse. Al fin y al cabo, ellos han conseguido su ansiado Estatut. Pero a nadie se le escapa que una victoria compartida nunca es igual que una victoria en solitario. Los catalanes eso lo saben y por eso se quejan. A ver de que manera venden ahora la aprobación de su Estatut como algo excepcional. Sobre todo a ver como se lo cuelan ahora a su electorado más radical que se ha quedado con cara de tonto. La cara que se le queda a uno cuando después de tragar carros y carretas para conseguir algo ve como luego viene el de al lado y sin hacer ni la mitad de esfuerzo consigue lo mismo. Los socialistas ya tienen, por tanto, una nueva jugada maestra que añadir a la lista. Por un lado, las quejas de los políticos catalanes carecen de argumentos. Nunca le podrán reprochar nada a Zapatero en materia de Estatutos. Por su parte, en Andalucía da lo mismo como haya sentado la reforma de su Estatuto porque, pase lo que pase, la gente va seguir votando izquierdas. Y por mucho tiempo. Por último, pero no por ello menos importante (más bien todo lo contrario), el hecho de que sea una comunidad como Andalucía, que no ofrece peligro real de nacionalismo, mucho menos de independentismo, la que se declare como una “realidad nacional” hace que el PP pierda fuerza y razón en su apocalíptico discurso sobre la ruptura de España. Suma y sigue.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio