ROJO SOBRE GRIS
Ataque y defensa de la familia
Por Amalia Casado3 min
Opinión08-04-2006
Seguro que ya han oído hablar del Informe sobre los jóvenes españoles elaborado por la Fundación Santamaría. Seguro que ya han leído o visto alguna noticia al respecto. Seguro que se les ha quedado en la mente que los jóvenes pierden autoestima en sí mismos, que son cada vez más pasivos, que desconfían cada vez más de todas las instituciones, que creen menos en la Iglesia y que se comprometen menos; que son cada vez permisivos en los comportamientos de lo que entienden por privado y más exigentes con lo público. En fin: que exigen más y se exigen menos. El Informe llama la atención sobre la preocupante “pérdida de los valores mayores” por parte de los jóvenes, su creciente falta de compromiso, su falta de implicación con los problemas de su sociedad y una baja autoestima: se ven consumistas, egoístas, independientes y con poco sentido del deber. Si a ustedes les preguntamos las causas de tal falta de compromiso, valores y autoestima, jamás coincidirían con la lamentable interpretación que el sociólogo Javier Elzo hizo en la rueda de prensa en que se presentó el Informe: “Los jóvenes, -dijo- pese a declararse libres y felices, ni son libres ni están felices; en el fondo están muy atados, básicamente a su familia”, por su dificultad para emanciparse y comprar una vivienda. ¡Vaya, hombre! ¡Resulta que la culpa de la falta de valores, autoestima y compromiso de los jóvenes la van a tener las familias, por apoyarles cuando son víctimas de los intereses especuladores de constructores y políticos! Yo no había imaginado forma más sucia y rastrera de atacar a la familia como la que vivimos en estos tiempos. Resulta que incondicionalidad, amor a cambio de nada y apoyo a los hijos en los momentos difíciles es peor ejemplo para un joven que las consecuencias de separaciones, divorcios, infidelidades y homosexualidad, que no son ni buenos ni malos, sino un derecho y punto. Por donde van los tiros está claro: como todo es relativo, es relativo cuál es el modelo natural de familia, y una vez implantados pseudomodelos de familia, culpamos a la familia –en general- de los resultados nefastos de las familias probeta. Desacreditada la familia y en el diván del psiquiatra la escuela, nuestros jóvenes estarán huérfanos de modelos valiosos, y están preparados para ser manipulados por la ideología de esta nueva forma de Estado democratolitario confesional anticatólico en la que se estudia “educación para la ciudadanía”. Magistral. ¡Un momento! Volviendo al principio: de entre todas las cosas que se destacan en los medios de este Informe, una es la reina: la desconfianza de los jóvenes en la Iglesia. Y sin embargo, en este apartado del Informe, surge el único párrafo en el que se nos muestra a un joven de compromiso y esperanza. Pero nadie habla de él. (Curioso) Dice Juan de Dios González-Anleo: “Una palabra final: (...)los jóvenes comprometidos seriamente en grupos y movimientos religiosos representan un 4,1% del total de jóvenes españoles. A pesar de no recibir subvenciones de ningún tipo del Estado, gobiernos autonómicos o municipales, ese 4,1%, al que habría que añadir muchos miles de jóvenes que trabajan en grupos benéficos y ONG de origen o inspiración religiosa, compite muy ventajosamente con el número de afiliados reales de los sectores juveniles de partidos políticos, sindicados y organizaciones similares. Son en total unos 250.000 jóvenes, cifra impresionante, el mejor activo de la Iglesia Católica y uno de sus recursos más poderosos". Es tremendo: resulta que según el Informe, los jóvenes desconfían en la Iglesia porque no encuentran en ella referentes y modelos de fe viva. Y el único hilo de esperanza que el propio Informe presenta como referentes de vida comprometida es el de los jóvenes comprometidos con la Iglesia y con las organizaciones vinculadas a ella, ejemplos vivos de compromiso con un mundo mejor. Rojo sobre gris a esos 250.000 jóvenes, que tienen en sus manos el gran reto de dar a conocer el verdadero motivo que mueve sus vidas, y de ser ejemplos vivos de un estilo de vida que hace libre y feliz.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo