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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Felicidades, José

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad12-03-2006

He conocido a un hombre grande de pequeños detalles. Desde siempre su pasión fueron los niños. Los quería a rabiar. Por su taller de zapatero remendón pasaron generaciones de pequeños, que acudían a su lado en busca de un chiste, un trabalenguas, un cuento o una sombra chinesca sobre la blanca pared encalada. Y él se los brindaba de forma generosa, con una sonrisa amplia y la mirada cómplice de sus ojos verdes. A veces, cuando veía en la televisión a los inocentes del Herodes del siglo XXI se entristecían sus ojos verdes y su corazón grande se encogía de pena. "¡Pobrecitos!", dijo tantas y tantas veces. Hay ciertas noticias que un abuelo que pasó por tantas cosas y una guerra nunca se acostumbró a ver. Pero en el instante siguiente su inmensa memoria recordaba una vieja canción o un cuplé, o unos versos, y a viva voz los lanzaba al aire: "Lo que pasa es que la banda está borracha, está borracha, está borracha..." Sabía que la vida vale la pena y que a pesar del sufrimiento la felicidad está en querer conseguirla. Pero siempre pensando en los demás. Este hombre grande de pequeños detalles así lo hizo con los suyos y con todo aquel que se cruzó por su camino. Extrovertido, simpático y bonachón, no tuvo problema en bromear con grandes y pequeños, vecinos y extranjeros. Tampoco necesitó llenarse los días de cosas, sino que era él el que llenaba las cosas. Construyó aviones de caña, molinillos de junco, muebles con recortes de madera, lámparas, marcos de cuadros, juguetes de imaginación, costureros, borriquitos de cartón, plantó árboles, cuidó el huerto y las gallinas, dibujó mil paisajes, nos enseñó a pasear por ellos, a escuchar los pájaros y el susurro de los arroyos, escribió versos y moldeó casitas para el belén. Todo lo hizo sin que nadie se lo pidiera. Amó la vida y rezó. Siempre fue joven. Además de terriblemente goloso era una de esas personas que se dejan querer solas. Los ángeles no presumen de tener alas. Se llama José y este 19 de marzo seguramente celebrará su cumpleaños mientras muchos le recordamos. Después de haberle conocido no podemos hacer otra cosa. Felicidades, José.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

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