ANÁLISIS DE ESPAÑA
Árbitro ¬comprao¬
Por Alejandro Requeijo3 min
España29-01-2006
El fútbol es un deporte caprichoso que, a la hora de demostrar su grandeza, no duda en echar mano de algo tan simple como el azar. Para ello, utiliza recursos que tienen más que ver con la pura suerte que con el buen hacer de los futbolistas. El gol fantasma es, quizá, el ejemplo más claro. Los entendidos utilizan este término cuando no se sabe con seguridad si el balón ha llegado a entrar del todo dentro de la portería. A lo largo de la historia, son muchos los partidos que se han resuelto con un gol fantasma. Incluso los ingleses le deben a una jugada de este estilo la única copa del mundo que reluce en sus vitrinas. Pero ya sea en una final o en un partido de tercera regional, las reacciones ante un gol fantasma son siempre las mismas. El jugador que ha lanzado y todo su equipo corren a celebrar el gol como si la pelota hubiese entrado. Por su parte, el otro equipo hace justo lo contrario. Continúa jugando como si nada hubiera pasado. En realidad ambos comportamientos sólo persiguen un único fin: condicionar la decisión del árbitro. A su estilo, CiU le ha marcado un gol a ERC en el partido por el Estatuto. Hacía ya tiempo que las negociaciones en torno a la reforma estaban estancadas. Poco más se podía rascar y los partidos catalanes eran conscientes de ello. Su principal preocupación ya no era la financiación o el término nación. Tras el ultimátum del presidente, los codazos respondían al objetivo de hacerse con el mejor lugar en la foto. En esa carrera por colgarse la medalla, llegó el gol fantasma de Artur Mas. El líder de CiU soltó el zapatazo con su reunión de más de seis horas en La Moncloa y, sin saber si había entrado o no, se lanzó a celebrarlo. Fotos enseñando los dientes y comparecencias públicas para venderse como el único triunfador de la negociación. Mientras, en ERC tardaron unos segundos en asimilar lo que había sucedido pero rápidamente continuaron con el partido. No obstante, la jugada tenía truco. Mas sabía perfectamente que su disparo iba a subir al marcador porque así lo había pactado previamente con el árbitro. El desarrollo del proceso ha hecho que al final Zapatero haya tenido la última palabra y el presidente ha decidido conceder el tanto a los nacionalistas. Seis horas dan para mucho. Mas y Zapatero hablaron de algo más que del IRPF o la denominación de Cataluña. Prueba de ello es que el presidente del Gobierno vaya a permitir a CiU llevarse la victoria por encima del tripartito. Lo que no se sabe a ciencia cierta es a cambio de qué -principalmente porque la negociación del texto se ha hecho en todo momento sin luz ni taquígrafos- pero todo parece indicar que este es el inicio de una bonita amistad entre el Ejecutivo socialista y la coalición nacionalista. Ahora, Carod-Rovira tendría razones de sobra para decir aquello de árbitro comprao, Estatut regalao, pero precisamente él mejor que nadie debería saber que, en política, los pactos es lo que tienen.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio