SIN CONCESIONES
Mi propósito para 2006
Por Pablo A. Iglesias2 min
Opinión01-01-2006
Comenzó el nuevo año y los buenos propósitos. El más extendido en 2006 es dejar de fumar. En la práctica, la nueva ley obliga a dejar el tabaco pero, en la realidad, los adictos a este vicio siguen matándose a sí mismos y a los demás. La Ley Antitabaco del Gobierno no se cumple en miles de sitios. Nada más iniciarse el año, la gente seguía fumando en toda clase de bares y nada le importaba que hubiese niños delante. Horas después, en un restaurante, no había letreros indicativos y una pareja consumía una cajetilla de cigarros al lado de varios niños. Todo es culpa de una ley mal hecha que esconde una doble moral. La impulsó un presidente del Gobierno que fuma en privado como un carretero y la aprobaron decenas de diputados que siguen fumando en el Congreso pese a que allí está prohibido desde hace más de un año. El año 2005 pasó a la historia por la aprobación de leyes polémicas como la del tabaco o la de las bodas gays. De nada sirvió que más de un millón de personas protestaran en la calle contra el matrimonio homosexual. El Gobierno hizo caso omiso. Se trataba de "ampliar derechos" a un colectivo supuestamente grande. Pero los datos demuestran lo contrario. Poco más de 300 parejas gays se casaron desde la entrada en vigor de la ley. La avalancha que esperaba el PSOE resulta insignificante -por no decir ridícula- frente a los más de 100.000 matrimonios tradicionales que se celebran anualmente en España. El 2005 fue un año exitoso para los homosexuales. Conquistaron el derecho a casarse mientras el Gobierno vinculaba al colectivo gay con la modernidad, el progreso, la igualdad, el talante y la libertad para ser como uno quiera. Sin embargo, la ley estaba y está mal hecha de raíz, pues equipara como iguales a quienes son naturalmente diferentes. El 2005 fue un año de verdades a medias para tapar muchas mentiras. Comenzó con el Plan Ibarretxe sobre la mesa y acabó con la amenaza del Estatuto de Cataluña. Arrancó con rumores de una negociación con ETA y terminó con esperanzas de una tregua que nunca llega. Se inició con las tropas desplegadas a Iraq en casa y finalizó con una fragata española en el Golfo Pérsico. Si tuviera que pensar un deseo para 2006, pediría el fin de la doble moral. Si tan malo es fumar, que lo ilegalicen. Si dos hombres conforman un matrimonio, que me expliquen quién da a luz a los hijos. Si el Gobierno no está dialogando desde hace meses con ETA, que alguien aclare por qué Zapatero está tan confiado en alcanzar la paz. Si tan malo era enviar soldados a Iraq, que dimita quien ahora haya mandado allí un buque repleto de tropas. Mi propósito para el 2006 es confiar en los dirigentes de este país. Ojalá lo cumpla. Pero, si todo sigue igual, llevo el mismo camino que quienes han prometido adelgazar, aprender inglés o dejar de fumar.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito