ANÁLISIS DE ECONOMÍA
Siempre nos espera algo mejor
Por Gema Diego2 min
Economía31-12-2005
A quien desenvuelve este 2006 con las ideas claras y a quien lo hace con el timón roto. A quien continuará pagando la hipoteca y a quien ni siquiera se ha planteado comprar una casa. A quien es más grande y con más perspectivas y a quien está encogido y envuelto en todas sus capas (“¡Tío cebollón!”, que diría el asno de Schrek). Al que esta Nochevieja se planteó apagar el cigarrillo y a los que perdieron dinero con esta decisión. Al que en 2005 se rascó el bolsillo para echar gasolina al coche, y al que por ello protestó, bloqueó España y logró así una promesa para el futuro. A unas bolsas que han demostrado ser más fuertes de lo que pensábamos, curtidas a base de atentados. A la OPA que es el cuento de nunca acabar (to be continued in 2006). Al que nos hizo esperar cinco años antes de modificar el precio del dinero. Quizás para otros cambios no haya merecido la pena esperar siquiera dos años, por lo perjudiciales. A los compañeros que volvieron a su casa; a los que encontraron trabajo, y a los que lo buscan; a los que siguen estudiando y a los que se marcharon lejos. A todas las personas que tienen en sus manos la oportunidad de permitir a los demás demostrar lo que valen. A quien tiende la mano, la sonrisa, la confianza y el afecto al recién llegado para hacerle sentir en casa. A los amigos que siempre están al otro lado del teléfono y luchan por encontrar su sitio. A ese apoyo que te permite superarte e insiste en que se supera gracias a ti, que te enseña tu motivo para abrir los ojos cada mañana. A la familia, esa red que se encuentra debajo cuando te empeñas en encaramarte a la cuerda floja. A los que te encuentras al girar una esquina y son capaces de implicarse en un proyecto desde el extranjero, y a los que acogen las sugerencias y la responsabilidad con alegría y voluntad. Todos han pasado por días malos, han visto nacer y morir caminos, posibilidades que florecen y se marchitan. De algunos casos he sido testigo; otros me los han contado; en cuanto al resto, he tenido que intuirlos o imaginarlos. A todos sólo quiero deciros algo, y es que, cuando estamos guardando en el desván este 2005, completamente agotado, y abriendo las puertas de un enigmático 2006, por muy mal que nos encontremos, siempre nos espera algo mejor. Estoy convencida.