LA RÉPLICA
Qué difícil es ser capitán
Por Roberto J. Madrigal2 min
Deportes05-12-2004
Los resultados avalan la apuesta de la Federación Española (RFET) por la fórmula de repartir las responsabilidades en la Copa Davis entre varios capitanes –Jordi Arrese, Josep Perlas y Juan Bautista Avendaño–, que a su vez, cuentan también con el consejo de los entrenadores, que saben mejor que nadie cómo se encuentran los jugadores que disputan la competición de la ensaladera de plata. La final de Sevilla sirvió, además, para dar un homenaje al anterior capitán del equipo español, Manuel Santana. Antes de la final comentaban que el consenso era la mejor manera de evitar los errores: tras ella, se emocionaron por las dificultades para prever, en el aspecto táctico, una eliminatoria muy complicada. La decisión de prescindir de Juan Carlos Ferrero resultó acertada. El valenciano ha tenido un año difícil, y aunque afrontaba la final enrabietado para resarcirse de las lesiones que le han impedido jugar a su mejor nivel, supo aceptar el que Rafael Nadal disputara el partido más difícil, el de la primera jornada de individuales contra Andy Roddick. Pero el mallorquín tiene una fortaleza mental –propia tal vez de su juventud, que le augura un futuro impresionante– y una combatividad que tal vez no hubiese tenido Juanqui, un jugador que en ocasiones se va de los partidos si las cosas no le van bien. El G-3 sorprendió aún más si cabe al incluir a Ferrero en el punto de dobles, pues si las opciones de ganar a los hermanos Bryan eran muy escasas, aún lo eran menos con una pareja que no había jugado con Tommy Robredo durante toda la temporada. El resultado dejó en evidencia que los dobles son el aspecto más débil del conjunto español, un aspecto importantísimo en las eliminatorias que se disputan fuera. El apoyo del público no debe ser el único factor decisivo para ganar: Andy Roddick, aun jugando en una superficie que no era la suya y sin la mejor mentalidad, fue capaz de forzar los desempates. El ostracismo de Ferrero –el único de los españoles que se mantiene del equipo que ganó en 2000 la Copa Davis– se completó en el quinto partido: con buen criterio, los capitanes dejaron que Tommy Robredo también tuviera su minuto de gloria –los dos no podían jugar–, toda vez que no fue necesario que Nadal disputara, como se esperaba en principio, el quinto partido. Más allá de que fuese una derrota anecdótica porque ya no había nada en juego, el punto ganado por Mardy Fish indica que aún se debe aprender a sufrir, y mucho, en la pista rápida. El triunfo en la República Checa es esperanzador, pero la confirmación espera en la próxima eliminatoria, en 2005, en Eslovaquia.