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LA RÉPLICA

La crisis de las ‘teles’

Por Roberto J. MadrigalTiempo de lectura2 min
Deportes14-11-2004

Es impensable cómo un deporte en alza, como viene siendo el baloncesto en los últimos años, se está encontrando con trabas casi infinitas para poder llegar por televisión a los aficionados que no se pueden desplazar a ver los partidos en directo, que los hay en abundancia. Los partidos que se emiten actualmente en abierto lo están siendo por cuenta y riesgo de facilitar un acuerdo entre la ACB y TVE, que después de casi dos meses de competición, sigue sin aflojar la mosca y apostar por algún deporte. Después de todo, faltan profesionales que se vuelquen de verdad por difundirlo tras los intentos fallidos de Canal Plus de darle bola al balonmano y al baloncesto antes de decantarse, definitivamente, por la Liga de Campeones y la Primera División: los narradores y comentaristas tampoco tienen gancho ni personalidad, más allá de las extravagancias de Andrés Montes y su repertorio de frases hechas en las narraciones de la NBA. Con televisiones privadas que no apuestan decididamente más que por el fútbol –Antena 3 se quedó con los derechos para el Mundial de 2008, es decir, con los partidos de la selección española–, con algunos canales digitales dedicados al deporte –ninguno de ellos completamente especializado–, tal vez sea necesario plantearse, incluso, el modelo que basa en las televisiones y en la generación de recursos publicitarios la propia supervivencia del deporte profesionalizado. En este sentido, aún no sabemos cuál será el alcance de la legalización por parte de la FIBA de las competiciones organizadas por los clubes: Euroliga y Copa ULEB. El año próximo será decisivo para el futuro de la competición, toda vez que expire el contrato firmado en su día con Telefónica Media –luego reconvertida en Admira y finalmente absorbida por Digital Plus–. La dificultad para encontrar socios diepuestos a desembolsar grandes cantidades de dinero será evidente, puesto que Telefónica intentó romper el contrato al no conseguir hacerlo rentable. En vista de la evidencia, que la plataforma digital de PRISA sólo ha respondido bajo la presión de los que quieren ver los partidos de la NBA y se iban a quedar sin poder hacerlo, las cosas no pintan de color de rosa, precisamente. Y si eso ocurre con los mejores jugadores del mundo, incluido Pau Gasol… es para temerse lo peor. Los últimos ejemplos del fútbol, con la huelga convocada por Telemadrid –que podría dejar sin señal del derbi entre Barcelona y Real Madrid también a las autonomías que dependen de La 2 para ver los partidos de la FORTA–, tampoco invitan al optimismo. El deporte ha dejado de ser de interés de interés general. ¿O no? Quizá la solución sea centralizar la difusión en cada competición: crear formatos televisivos que se alquilen a las televisiones. Ya sucede con muchas productoras, y en los gabinetes de prensa y comunicación hay muchos buenos profesionales. Parece posible, pero el problema es el de siempre: quién pone el cascabel del dinero.

Fotografía de Roberto J. Madrigal