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Los palestinos aspiran a un futuro mejor con la desaparición de Arafat

Por Salva Martínez MásTiempo de lectura2 min
Internacional14-11-2004

La muerte de Yasir Arafat se anunció de forma el pasado jueves. Al día siguiente, El Cairo le rindió tributo con un funeral militar. Tras el sepelio fue enterrado en su residencia de Ramala, la Muqata. El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) es ahora Rouhi Fatú. No por mucho tiempo ya que ocupa el cargo en funciones hasta que se conozca el resultado de las elecciones presidenciales palestinas.

Estas elecciones presidenciales serán las segundas en que se vote por dicho cargo en la historia de la ANP. Según anunció Rouhi Fatú, se celebrarán el próximo 9 de enero. “La maquinaria electoral está preparada y casi todo está a punto”, dijo el mismo día el jefe del Departamento de Asuntos Electorales de la Comisión Electoral, Baha al Bakri. Con la puesta en marcha de la maquinaria de la que habla Baha al Bakri, se da por cerrado el ciclo que lideró Yasir Arafat. El liderazgo de Arafat comenzó en 1959 cuando el hasta ahora único rais palestino electo fundó Al Fatah. Este movimiento se integró en 1974, en la única organización que representa legítimamente a los palestinos, la Organización de Liberación de Palestina (OLP). Antes de ese año, Arafat se definía así: “Yo no soy un político, yo soy un combatiente y la metralleta es mi modo de expresión”. Era un combatiente que vivía para “liberar a Palestina de la dominación sionista”. Este Arafat es el que utilizaba la violencia como instrumento político contra Israel. Este método y las acertadas dosis de diplomacia constituyeron sus técnicas para ganarse aliados durante los años 60 como hizo con Egipto, Jordania y Líbano. Pero esas relaciones empeoraron progresivamente con Egipto tras la guerra de los seis días. Arafat y los suyos fueron reprimidos por la monarquía de Jordania en lo que en la Historia se recoge bajo el nombre del “Septiembre Negro”. Líbano también fue un refugio para un Arafat que decía conocer “íntimamente el mundo político israelí” por eso podía “afirmar categóricamente que, de una forma u otra, los responsables sionistas son todos expansionistas”. En 1982, Israel invadió Líbano hasta Beirut y Arafat debió refugiarse en Tunicia. El 1 de Julio de 1994, Arafat volvió a Gaza. Era más un político que un combatiente. Su actividad por la paz fue reconocida con un premio Nobel de la Paz y el mundo conoció su lucha y la situación de su pueblo. El asesinato del dirigente israelí que se comprometió con él por la paz, Isaac Rabin, fue decisivo para que la nación palestina no llegara a ver la creación del anhelado Estado palestino. En 2000, tuvo lugar la última oferta para la creación de dicho Estado pero Arafat rechazó la propuesta de Bill Clinton en Camp David. Este ex presidente demócrata dijo al conocer su muerte: “lamento que perdiera aquella oportunidad”. El siglo XXI comenzó mal para los palestinos con la perdida de esa ocasión histórica. Sin embargo, fue peor para Arafat. Puesto que Ariel Sharon, el actual premier israelí nunca estuvo dispuesto a negociar. Pero sí a reprimir al pueblo palestino desde el comienzo de su legislatura. El 29 de marzo de 2002, comenzó el asedio al que las tropas israelíes sometieron a la residencia de Arafat. El cerco acabó con el viaje del rais palestino a París por motivos de salud, donde falleció.

Fotografía de Salva Martínez Más