ANÁLISIS DE LA SEMANA
Licenciados en ¬Burrología¬
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad14-11-2004
El orgullo español ha sufrido otro golpe bajo. Pensamos que somos los mejores, que vamos a ganar muchas medallas en las olimpiadas, que somos los más latinlover de entre los conquistadores mundanos y resulta que no nos comemos una rosca. Sí, pero de otro modo. Las roscas nos vienen en forma de ceros patateros cuando nos dan las notas. Lo demuestra el informe sobre desarrollo educativo de la Unesco, verbigracia. Está más que demostrado que en España hay cada vez menos personas bien educadas, mientras los políticos del nuevo talante, el progreso -y el despropósito-, diseñan sin criterio la educación de los niños. En enero comenzarán clases de Islam en algunas zonas del país, mientras se lanza a la cuneta, como a una colilla, la enseñanza de la religión católica. Quizás es que nuestros políticos no aprendieron en la escuela que el 80 por ciento de los españoles se declara católico, otro ejemplo. Hay cosas que nunca se aprenden o no se quieren aprender. Cuando se pone interés hay lecciones que no se olvidan. Y la sociedad contemporánea, también la española, tiene otra rosca -es decir, otro cero patatero- en solidaridad. La ONU dice que harían falta mil millones de dólares para atajar las emergencias olvidadas. Al hombre moderno y progesista de hoy suspende también en la asignatura de la lógica. Es incongruente que cada vez haya más enfermos mentales en la sociedad cuando no les quiere reconocer a quienes pueden curarlos. Tampoco tiene ni pies ni cabeza la moda actual del talante de las fotos, los congresos, las reuniones y las buenas intenciones, pues muchas veces acaban siendo papel mojado, papel idóneo para estudiar los apuntes de la licenciatura de Burrología. Cada vez se ven más orejas alargadas y peludas por las calles. Fauna ibérica, diría Félix Rodríguez de la Fuente, que en paz descanse.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo