Muere un diplomático estadounidense en un ataque de la guerrilla
Por Salva Martínez Más2 min
Internacional24-10-2004
Sólo el sábado pasado murieron 20 policías en Bagdad. Ese día también hubo otras víctimas civiles. Entre ellas, había un diplomático estadounidense. El domingo pasado, se encontraron los cuerpos sin vida de 49 militares del nuevo Ejército iraquí.
Los intentos por pacificar el país son vanos. Incluso lo que el Gobierno califica de “grandes éxitos” son logros no pacifican el país. Un ejemplo “exitoso” y anecdótico es el de Ciudad Sadr. En este barrio de Bagdad, las fuerzas de seguridad iraquíes han recuperado a cambio de dinero millares de minas, de fusiles Kalasnikov, de lanzagranadas y granadas, casi mil obuses y un más de medio millón de balas. Este arsenal se ha recuperado en unos diez días. Esto no quiere decir que el barrio haya conocido la seguridad durante el desarme parcial. Un coche bomba explotó allí hace ocho días. Tampoco no supone que la guerrilla iraquí deje de ser una amenaza a nivel nacional. De hecho, esta semana se hicieron públicos nuevos datos que contradicen las estimaciones que el Gobierno había hecho en lo que respecta al número de insurgentes. En principio se dijo que habría en Iraq entre los 2.000 y los 7.000 guerrilleros. Pero la semana pasada se hicieron públicas nuevas estimaciones que señalan que ese número habría crecido hasta llegar a los 20.000 hombres. Esta cifra explica mucho mejor los ataques sin tregua que sufren tanto las recientes instituciones policial y militar iraquí como las tropas extranjeras lideradas por EE.UU., consideradas por la guerrilla como “ocupantes”. Sólo en el pasado fin de semana se contaron los siguientes ataques. El sábado, cerca del aeropuerto de Bagdad, una explosión de un proyectil de obús lanzado por la guerrilla mató a un diplomático estadounidense. También ese día, dos atentados suicidas mataron a 14 personas en la capital iraquí. En Mosul, dos camioneros fueron secuestrados. El domingo pasado, se encontraron los cuerpos sin vida de 49 militares del Ejército iraquí en Baquba. Fueron asesinados en el trayecto a sus casas cuando estaban de permiso. Faluya, como otras ciudades iraquíes, está controlada por los insurgentes. Pero allí los ataques de la aviación estadounidense son especialmente duros. La semana pasada, los líderes tribales y religiosos de la ciudad hicieron un llamamiento en el cual pedía al gobierno local que instara a las familias para que volviesen a su casa como gesto de buena voluntad. Esto se explica dado que el 90 por ciento de las mujeres, niños y ancianos abandonaron Faluya hace un mes. Con este gesto se quiere una medida pacificadora, pero ninguna de las dos partes, insurgentes y Gobierno iraquí, parecen hacer mucho para resolver la situación. Así que parece que los ataques aéreos estadounidenses no cesarán en un futuro próximo. Éstos, según el Ejército de EE.UU., tienen como objetivo el grupo de Al Zarqaui, grupo supuestamente ligado a Al Qaeda. Las fuentes hospitalarias dicen sobre los bombardeos que los sufren más los civiles que los militantes ligados a Al Zarqaui.