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LITERATURA

La crisis de la novela

Por Roberto González GarcíaTiempo de lectura2 min
Cultura05-08-2001

Los cursos de verano de las diferentes Universidades españolas son un referente en la vida cultural. Muchos son los que se han celebrado este mes de agosto, y en ellos se ha contado con la presencia de grandes personajes de cada área del conocimiento. Muchos grandes autores ven en estos cursos el primer paso a seguir para difundir sus teorías u opiniones. Y así lo hizo Francisco Ayala en la UIMP.

Ayala es académico, premio Cervantes, Príncipe de Asturias, candidato al Nobel de Literatura y autor de ensayos y novelas. Su primera obra, Tragicomedia de un hombre sin espíritu, se publicó hace 76 años. Sus razones para pronosticar la muerte de la novela se basan, sobre todo, en la pérdida de la finalidad social que tenía el género en el siglo XIX: Ya no cumple la función orientativa que tenía en el siglo XIX. En aquellos tiempos daba pautas de comportamiento, enseñaba maneras de vivir. “Ha tenido un desarrollo y ha cumplido su función social”, asegura. “Hoy la novela no dice nada en ese sentido. Puede ser divertida, graciosa, pero la gente se orienta con lo que ve en la televisión. La novela es un fenómeno histórico que ya ha pasado”. Es, por tanto, su cambio de utilidad o su pérdida de sentido original quien trae la crisis. Este cambio puede deberse, sin embargo, a una evolución natural del género. No se puede hablar del fin de la novela realista por muy superada que esté, según afirmó Carlos García Gual, Catedrático y profesor de filología griega de la Universidad Complutense, durante otro curso de verano de esta Universidad. Pero según García Gual, “sí parece que la novela puede haberse quedado atrás en el descubrimiento de las barbaridades del presente, que se muestran en la televisión con tanta nitidez que, hacerlo en una novela pierde su sentido". En este punto está de acuerdo con Ayala. Pero, lo que a ojos de Ayala no cambiará, será la Literatura: “La literatura no puede cambiar, seguirá existiendo igual, porque la sensación literaria es la eclosión de la personalidad, su manifestación más profunda”. Y aclara esto último: “En un libro se aprende más acerca de una persona que tomando café con ella todos los días”. Este autor ha dejado su huella en casi todos los géneros literarios: ensayo, novela, relato corto y lo que otros llaman “narraciones posmodernas” pero todos son “relatos que dan una visión del mundo”. A sus 95 años se le hizo responsable en el curso de verano, de haber creado una obra coherente, adelantada a la recepción de las vanguardias en España, profetizó, incluso, la globalización en los años cuarenta, teorizó sobre los medios de comunicación, sobre el cine... Se le llama escritor universal y trascendente, que ha intentado superar géneros decimonónicos, como muestra su opinión sobre la novela. Después de tanta actividad y de haber hablado él mismo de su obra, sólo pide: “ahora déjenme descansar a mí”.