UNIÓN EUROPEA
Los Veinticinco adelantan la firma de la Constitución
Por Chema García 2 min
Internacional18-07-2004
Los ministros de Asuntos Exteriores de la UE acordaron la semana pasada elegir la fecha del 29 de octubre para la firma de la Constitución europea. De este modo, la rúbrica, que tendrá lugar en Roma, se adelanta casi un mes de lo pensado en un primer momento.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veinticinco serán los encargados de rubricar el documento. Inicialmente se pensó en el 20 de noviembre, tal y como anunció el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en su reciente visita a París. El adelanto era una demanda extendida entre varios de los socios comunitarios quienes habían reclamado en los últimos días a la Presidencia holandesa de la UE que la firma del Tratado constitucional se hiciera "lo antes posible". Lo que pretenden es que se pongan en marcha cuanto antes los procesos de ratificación, ya sea en referendos o no, de la Constitución en cada uno de los Estados miembros. El objetivo de los Veinticinco es que este proceso haya concluido a finales de 2006 o principios de 2007 como muy tarde. De este modo, los textos constitucionales estarán traducidos a cada una de las lenguas de la Unión a mediados de octubre. El adelanto de la fecha de la firma traerá consigo también que el actual presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, estampe su rúbrica junto con la de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE apenas dos días antes de que abandone su cargo. El acuerdo sobre la Constitución europea se produjo el pasado 18 de junio en la última Cumbre europea en Bruselas, tras un trabajo de más de dos años diseñado en primavera de 2002 por la Convención de la UE y continuado después por los gobiernos. El Ejecutivo italiano ha previsto que la Constitución se firme en la misma sala que el primer Tratado de Roma, que dio origen a la Comunidad Económica Europea en 1957. Ahora, los países miembros deben decidir de qué manera ratifican el texto constitucional. España y Reino Unido ya han anunciado que lo harán a través de un referendo. En esta misma línea se expresó el presidente francés la semana pasada a pesar de que en principio era reticente a convocar una consulta pública. Al final accedió, tal y como le pedía toda la clase política, a hacerlo.