AÑO DE URNAS
El relevo de los candidatos
Por Raúl Romero Martín3 min
España11-10-2003
El presidente del PNV, Javier Arzalluz, juega esta semana al despiste. Primero destapa la existencia de luchas internas para hacerse con el poder en el PNV, luego anuncia que no se presentará a la reelección para luego desmentir la retirada de su candidatura acusando a sectores del partido de filtrar una supuesta carta. Lo único que parece quedar claro es que Anasagasti será candidato al Senado por Vizcaya.
El final del 2003 y los primeros meses de 2004 son tiempo de campaña, de discurso y debate político y de urnas. Cinco elecciones en menos de nueve meses: Madrid, Cataluña, Andalucía, generales y europeas. Sin olvidar las autonómicas gallegas y las vascas para el 2005. Este intenso curso político será decisivo para los líderes de las principales formaciones. Cualquier movimiento no pasa inadvertido. José María Aznar ha sido el primero en cerrar la polémica. Desde el pasado septiembre Mariano Rajoy es el secretario general del PP y tiene “todo el poder”. Aznar le ha cedido incluso los maitines. Rajoy es el líder indiscutible de los populares, estuvo con Esperanza en la apertura de campaña en Madrid y cierra cada acto de su partido con la misma fuerza que hasta hace un mes lo hacía el presidente del Gobierno. Poco a poco, Aznar pierde protagonismo y vuelca todos sus esfuerzos en los últimos meses de su legislatura, canaliza sus ideas en el proyecto de la primera constitución europea y planea un despacho en la FAES. Para José Luis Rodríguez Zapatero éstos serán “los meses más largos e intensos de su vida política”, reconoce uno de sus asesores. Zapatero se la juega primero en la Comunidad de Madrid y después en las generales. El batacazo de Simancas (según las encuestas) y los líos de la FSM (Federación Socialista Madrileña) podrían pasarle factura si el PSOE no se hace con la Comunidad. Zapatero mira con lupa los pasos de Rafael Simancas, sabe que otra derrota como la de Trinidad Jiménez, su apuesta personal para las municipales, se paga caro, carísimo. Pero tras la presentación del plan Ibarretxe todos los ojos miran a tierras vascas. Esta semana el presidente del PNV, Javier Arzalluz, destapó la existencia de fuertes luchas internas en la formación que lidera para hacerse con el poder en el partido dentro del proceso de renovación de la cúpula nacionalista. Arzalluz achacó a sectores “interesados” en lograr el control del PNV la filtración a la prensa de una supuesta carta en la que anuncia que retira su candidatura a la reelección, ya que aún no la tiene decidida. El diario Deia publicó que Arzalluz tiene redactada una carta dirigida al órgano del partido que gestiona las elecciones internas en la que anuncia con claridad su intención de retirar su candidatura. Inmediatamente, Arzalluz hizo pública una nota en la que niega de forma contundente la retirada de su candidatura y explica que la decisión de continuar o no como candidato “la tomaré, como he dicho repetidas veces, en el momento procesal oportuno, es decir, al final de la primera vuelta del proceso electoral en curso”. “Se trata –señaló– de intenciones debajo de la mesa de quienes tienen intereses propios en esas elecciones”. A las declaraciones de Arzalluz se suma la marcha de Anasagasti al Senado. El hasta ahora portavoz de los nacionalistas en el Congreso durante las últimas cinco legislaturas será candidato al Senado por Vizcaya en las elecciones generales del próximo marzo. En cualquier caso, las palabras de Arzalluz evidencian que el proceso de renovación interna del PNV está siendo todo menos tranquilo. Con más flema se está tomando Manuel Fraga su adiós a Galicia; el presidente de la Xunta espera la llegada del sucesor mientras que los rumores apuntan que la ministra de Sanidad, Ana Pastor, podría ser la elegida. Para eso habrá que esperar a finales del 2004, no mucho después de que sepamos si Maragall se ha hecho con la Presidencia de la Generalitat poniendo en marcha su plan, tan controvertido como el de Ibarretxe.