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ESTADOS UNIDOS

El Pentágono quiere construir un avión hipersónico

Por Vicente García GandíaTiempo de lectura2 min
Internacional06-07-2003

El Pentágono no deja de trabajar ni en verano y con la resaca todavía de una guerra que se les resiste ya planea construir un avión hipersónico no tripulado único en el mundo y con la autonomía suficiente para derribar cualquier objetivo en cualquier parte del mundo en escasas dos horas.

El Departamento de Defensa anunciaba la semana pasada desde su página de Internet que el nuevo avión teledirigido se enmarca dentro de una estrategia que busca una "rápida capacidad de alcance global". Y es que los estadounidenses, o al menos sus políticos, se sienten cada vez más amenazados por las redes del terrorismo internacional y por los estados hostiles que no son capaces de controlar. En el caso de que el proyecto pase de la ciencia ficción a la realidad, el avión teledirigido será capaz de despegar desde cualquier pista con una carga de hasta 5.443 kilos y recorrer un máximo de 14.400 kilómetros de distancia. Según un informe de la Agencia de Investigación de Avances de Defensa (DARPA), precisamente "esta capacidad liberaría a los militares estadounidenses de tener que depender de bases avanzadas para permitir una reacción rápida y decisiva ante actos de desestabilización o amenazas". En EE.UU. tienen claro que "al tiempo que se han demostrado ampliamente los avances en identificación de objetivos y ataques de precisión, se han revelado también deficiencias en combates y en derrotar en poco tiempo objetivos críticos". Además han anunciado su intención de hacer realidad este proyecto en tanto que "el ambiente político internacional actual y futuro restringe ampliamente la capacidad de este país para llevar a cabo misiones de ataque a larga distancia sobre objetivos de alto valor". Mientras llega el nuevo avión hipersónico, el Pentágono quiere hacer frente a su programa Fuerza de Aplicación y Lanzamiento desde Estados Unidos Continental (FALCON) con un proyecto más barato y realista. Se trata en concreto de unos vehículos pequeños que podrían lanzar bombas sobre objetivos determinados, colocar pequeños satélites militares en órbita, lanzar otros aviones capaces de acabar con bunkers y transportar cargas de hasta media tonelada antes de 2010. El último gran proyecto de lo que a algunos se les antoja como la guerra de las galaxias tardará todavía 20 años en llegar y tiene como predecesores a los aviones Predator, que tampoco necesitan tripulación de a bordo y que, aunque un poco lentos, han alcanzado con gran exactitud sus objetivos en Kosovo, Afganistán e Iraq.