IRAQ
Crece la creencia de que la invasión iraquí fue por petróleo
Por Vicente García Gandía2 min
Internacional08-06-2003
Corría el mes de septiembre de 2002 cuando la Agencia de Información de Defensa (DIA), la oficina de espionaje del Pentágono, anunciaba que era "probable" que Iraq tuviese en su poder armas de destrucción masiva pero que la información de que disponía era aún insuficiente. Ya daba igual porque la guerra estaba decidida y la maquinaria engrasada y calentando motores.
Por esas mismas fechas, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, presionaba al Congreso estadounidense para recabar apoyos para emprender su cruzada contra Sadam. Pues bien, en el mes de junio de 2003, lo que preocupa a la Comunidad Internacional no es tanto si las pruebas eran suficientes como si la manipulación fue descarada y las motivaciones de algunos se limitaban a quedarse con el petróleo, tal y como reconocía Ana Palacio, la titular de Exteriores española, la semana pasada. En efecto, los medios de comunicación americanos reabrían para enfado de la coalición un debate que creían enterrado: la posibilidad de que el Pentágono "engordase" deliberadamente la información de que disponía. Rumsfeld se quedaba satisfecho al responder a tan graves acusaciones argumentando que "tampoco hemos encontrado a Sadam Husein, y no hay nadie que vaya diciendo por ahí que no existía". Pero Blix, en su discurso de despedida del cargo de jefe de inspectores de la ONU, dejaba claro que "las preocupaciones acerca de las armas biológicas o químicas que pudiera tener el régimen de Bagdad eran reales, pero había muchas otras motivaciones y eso hace que uno se pregunte sobre la importancia real del asunto de las armas". Y se distanciaba así de la política de "guerra preventiva" al asegurar que no se puede negar que "los iraquíes variaban a menudo en su versión sobre las armas, pero no se dedujo precipitadamente que estas armas existían, se fue prudente sobre este punto, a pesar de que otros sacaran conclusiones precipitadas". La puntilla la clavó al concluir que "no estaría justificado llegar a la conclusión de que algo existe precisamente porque no se le puede encontrar". Mientras tanto, Bush continuaba con su lavado de cara en Qatar, hasta donde se trasladaba la semana pasada para asegurar que revelarán “la verdad", con la seguridad, eso sí, de que "ninguna red terrorista conseguirá armas de destrucción masiva del régimen iraquí, porque el régimen ha desaparecido".