Una leve crisis azota la economía alemana
Por Alejandra Redondo
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Economía07-06-2003
La debilidad económica se hace patente en una de las potencias europeas que parece no encontrar salida al estancamiento actual. En vistas de superar el tres por ciento de déficit público, y con riesgo de deflación, Alemania confía en su política de austeridad para salir adelante.
Como si de un hechizo se tratara, Alemania se ve últimamente en un pozo sin fondo. La crisis económica que la envuelve, definida por un creciente déficit público e inminente riesgo de deflación, que se suma al apenas 0,5 por ciento de aumento del Producto Interior Bruto (PIB), parece dejar sin esperanzas a los economistas germanos. No es para menos. A punto de sobrepasar por tercer año consecutivo el límite del tres por ciento de déficit público fijado en el Pacto de Estabilidad, el Gobierno germano se ve sumido, además, en el riesgo de una posible deflación. Con todo el esfuerzo y mayor interés, la cúpula alemana prosigue en su lucha por el que es ahora el principal objetivo que evitar. Como justos luchadores, altos cargos alemanes insisten en que "los tratados europeos deben cumplirse en la medida de lo posible", tal y como afirmaba el canciller Gerhard Shröder hace pocos días. Además, ha mostrado la intención de impulsar la economía de su país aun en tiempos de debilidad coyuntural. A su vez, todas las miradas asedian una supuesta "sorpresa" del mandatario para mejorar esa coyuntura, a pesar de tener un margen de maniobra bastante reducido. Las medidas que hay que tomar son ahora materia de análisis para el Gobierno alemán. En su intención de acabar con la "maldición", pretende recortar hasta 15.000 millones de euros de los presupuestos del ejercicio próximo, a pesar de ser consciente de la dificultad que esto entraña. El ministro de Economía y Trabajo del país, Wolfgang Clement, y en cuanto al problema deflacionista presente, trató de calmar los ánimos tras haber sido él mismo tranquilizado por las autoridades financieras mundiales de Washington, según informó. A pesar de suponer un lastre para toda la Unión Europea (UE), la deflación implica un estancamiento de la oferta y disuade además la compra en el caso alemán, con lo que expertos de Francfort debaten sobre cuántas barreras antiinflacionarias deben caer para evitarlo. El Banco Central Europeo (BCE), como motor económico, cooperó en su intención de bajar los tipos de interés en caso de que la inflación germana cayera por debajo del uno por ciento. Una mínima aunque considerable ayuda que sin duda acarrearía beneficios, pues parece ser que las reformas económicas planteadas hasta el momento por el Gobierno alemán no resultan ser de lo más adecuadas.