ARGENTINA
La retirada de Menem convierte a Kirchner en el presidente argentino
Por Vicente García Gandía2 min
Internacional18-05-2003
Menem se fue como la mejor tradición argentina mandaba. Al más puro estilo Eva Perón asumió su retirada no sin antes poner en duda la viabilidad del Gobierno entrante y cuestionando a la misma democracia.
"Hoy, más que nunca, el país requiere contar con un poder político imbuido de la más plena y transparencia legitimidad democrática. Lamentablemente, considero que ese objetivo, absolutamente necesario, no está garantizado con el cumplimiento de la segunda vuelta electoral". La decisión del marido de Cecilia Bolocco, que había obtenido un 24,45 por ciento de los votos en la primera ronda electoral, convertía así a mediados de la semana pasada a Néstor Kirchner en el argentino menos votado de la historia ya que será presidente tan sólo con el 22,24 por ciento de apoyo. Según Menem, la situación en la que ha derivado la política de su país no es resultado sino de una maniobra del gobierno saliente por la que "por primera vez en la historia, el peronismo se vio obligado a concurrir a las urnas con tres candidatos presidenciales". Reconoció de la misma manera que si la segunda vuelta "se hubiese dado entre alguno de los candidatos justicialista y la fórmula presidencial de otra fuerza política" no se habría retirado. Las palabras de despedida de Menem hicieron referencia sobre todo a uno de los principales problemas a los que se enfrenta ahora Kirchner: "el peligro de la ingobernabilidad”. En efecto, el presidente electo se enfrenta ahora a la necesidad de lograr el consenso para formar un Gobierno pero bajo el espectro del personalismo de Duhalde. El partido de Néstor, el Justicialista (PJ), pasa por uno de sus peores momentos porque reúne un embrollo importante de corrientes peronistas con graves problemas internos. En concreto, si en el Congreso la mayoría del partido es relativa, la situación del PJ en el Senado permite un mayor margen de maniobra. La fractura en el seno del partido aparece en cuanto las distintas facciones no son capaces de consensuar sus intereses. El sector proclive al "cobarde" Menem, así lo ha calificado el propio Kirchner, forma un bloque minoritario al tiempo que los diputados que responden ante Eduardo Duhalde tienen la sartén por el mango. De ahí que algunos acuñen ya lo de "Kirchner al Gobierno, Duhalde al poder".