TERRORISMO ISLÁMICO
Tres de los presuntos miembros de Al Qaeda detenidos en Valencia, en libertad
Por Ana María Riaza2 min
España13-03-2003
Sesenta mil euros podrían separar al paquistaní Ahmed Rukhar y a Enrique Cerdá Ibáñez -dos de los cinco detenidos el pasado viernes por su presunta vinculación con la banda terrorista Al Qaeda-, del paso de la prisión incondicional a una condena por terrorismo.
Sesenta mil euros es la cifra que el pasado miércoles, fuentes judiciales señalaban como posible nexo entre Cerdá y el miembro de Al Qaeda, Essa Ismail Muhamadd. Según estas fuentes, tanto Cerdá como Rukhar podrían haber financiado a través de sus empresas las actividades terroristas de Muhammad, entre ellas, el ataque suicida del pasado 11 de abril en Yerba (Túnez), que se saldó con un total de 19 muertos. Además, y según la resolución del juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, la colaboración de Cerdá con la banda podría haber sido reclamada por el número tres de Al Qaeda, Khalid Sheik Mohamed, detenido el pasado 1 de marzo en Pakistán: tanto él, como el también miembro de la banda, Nizar Nonar, disponían del número de teléfono del acusado. Por su parte, los otros tres detenidos el pasado viernes eran puestos en libertad tras casi cinco días de permanecer en prisión. María Dolores Cerdá Ibáñez -encargada de llevar las cuentas de su hermano- Federico Tarazona y Francisco Palop Monje abandonaban la cárcel con grandes protestas por el trato recibido. Según Tarazona, el régimen de incomunicación había sido tan severo que cuando finalmente abandonó los calabozos de la Audiencia Nacional no sabía ni tan siquiera el día en que se hallaba. Además, Tarazona señaló que a lo largo de esos cinco días apenas había podido ducharse o cambiarse de ropa, y que su único alimento habían sido cinco manzanas. Un trato que ha sido abiertamente criticado por el abogado de Francisco Palop, que hubo de permanecer completamente descalzo los cinco días que duró el encierro, quién ha calificado de "tortura" a este tipo de trato, y lo ha equiparado al que reciben los miembros de Al Qaeda que permanecen en la prisión afgana de Guantánamo.