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POLÉMICA

El presidente de RTVE se alegra de la poca audiencia de los Goya

Por Cristina FuertesTiempo de lectura2 min
Comunicación09-02-2003

La Gala de los Goya fue la menos vista desde el año 1998. Según el presidente de RTVE, el público "castigó" a las criticas hacia el Gobierno por parte de muchos de los actores que recibieron un premio. Se añade las sugerencias a la dimisión de la presidenta de la Academia del Cine.

La grandeza y esplendor de los Premios Goya se ha visto ensombrecida por la polémica que dicha gala ha suscitado. El tono antibelicista que tuvo la ceremonia ha levantado ampollas tanto en el Gobierno como en los directivos de la cadena en la que se retransmitió los Goya. De esta manera, Pilar del Castillo, que estuvo presente en la gala, expresó su descontento ante el evento, ya que, según ella, se desnaturalizó y era incompresible que se dieran protestas de ese tipo en un país en el que "están garantizados los derechos de expresión, manifestación y reunión". Asimismo, el presidente de RTVE, José Antonio Sánchez, se congratula de que el no a la guerra que se manifestó en la gala no fuera acogido por una mayoría de la audiencia; según los datos de audiencia facilitados por TVE, los Premios Goya, retransmitidos por La Primera, tuvo una media de 2.422.000 espectadores y una cuota de pantalla del 19,3 por ciento frente espectadores del año pasado, que rebasan la cifra de este en casi un millón. Sin embargo, otros muchos sectores expresaron que la gala pudo tener un índice tan bajo debido a que coincidió con el partido del Atlético de Madrid–Barcelona. El "no a la guerra" y las frecuentes alusiones a la catástrofe medioambiental del Prestige fueron los argumentos que la mayoría de los actores, que, en su pleno derecho de libertad, proclamaron en plena gala, ya que este derecho es el que la Academia del Cine, actores, productores y demás estaban reivindicando. Para el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales (FAPAE), Eduardo Campoy, calificó a la gala de "desfachatez absoluta", así como de la presentación "de un acto político orquestado y denigrante para el cine español". En dichas declaraciones se ha pedido, además, la dimisión de la presidenta de la Academia del Cine, Marisa Paredes, y de sus "colaboradores".