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MODA EN BARCELONA

Gaudí cierra al grito de ‘no a la guerra’

Por Mª Eugenia RedondoTiempo de lectura1 min
Cultura07-02-2003

"Pilar del Castillo castigada al pasillo". Con estos gritos el público de la pasarela Gaudí manifestaba su rechazo contra la guerra de Irak, cuando la ministra de Cultura se disponía a presenciar el desfile de Dirk Schönberger, el primer modisto internacional que desfila en Gaudí.

Pero tanto Schönberger como Raf Simons, que estaban destinados a ser las estrellas de la jornada, perdieron su protagonismo cuando apareció la ministra. Al terminar el desfile, del Castillo se vio obligada a improvisar una rueda de prensa en la que tuvo que defender el Plan de la Moda, un proyecto para unir Cibeles y Gaudí presentado el año pasado y que no ha tenido mucho éxito entre los actores de estas pasarelas. También se habló de las demostraciones a favor de la paz y de apoyo hacia los damnificados por el Prestige, dejando así el tema de la moda relegado a un segundo plano. No obstante, el talento de Schönberger y Raf Simons consiguió atraer la expectación del público en sendos desfiles que sirvieron como un magnífico colofón para una semana llena de glamour y elegancia, aunque al terminar el desfile, muchos eran los que opinaban que el producto nacional no tiene nada que envidiar al que se realiza en otros países. Precisamente, lo más importante de la pasarela de este año ha sido el impulso que se le ha querido dar a las nuevas promesas de la moda en nuestro país, como Ailanto, Spastor y Ángel Vilda, y de otros tantos que darán que hablar en Cibeles, como el polémico Delfín y la ya reconocida Miriam Ocariz. En Barcelona quedó claro que "España está de moda" y no sólo por Zara y Mango. Por otro lado, la labor de los modistos ya consagrados no pasó desapercibida, como la estridente picardía de Ágatha Ruiz de la Prada, la moderna elegancia de Konrad Muhr y Armand Basi o las americanas de anchas hombreras y pantalones holgados de Josep Abril. Moda, moda y más moda, pero esta vez con un diferencia: la alta costura no está reñida con la solidaridad.