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PARÍS-DAKAR

Experiencia, rapidez, fortuna y un buen equipo

Por La Semana.esTiempo de lectura2 min
Deportes19-01-2003

Además de una cuota de fortuna para no sufrir averías, la trayectoria de Hiroshi Masuoka y Richard Sainct demuestra que hace falta talento y experiencia en el desierto, además de un buen equipo, para aspirar a la victoria en el Dakar.

Con 43 años, Hiroshi Masuoka acumula a sus espaldas más de veinte de experiencia en las competiciones de todo terreno, primero en Japón, y desde 1987, en el Dakar y la Copa del Mundo de rally-raid. El japonés, siempre compitiendo con un Mitsubishi, logró en 1990 sus primeras victorias parciales, y desde 1994 se codeó con los mejores, siempre entre los diez primeros de la general: en tres ocasiones terminó cuarto –1994, 1997 y 1998–, y en otras dos más –1999 y 2000– fue sexto. La perseverancia, la experiencia en el desierto y el buen trabajo de sus equipos lo han llevado a lograr las victorias absolutas en 2002 y 2003. Pero sobre todo, Masuoka fue protagonista destacado del Dakar del 2001, que ganaría la alemana Jutta Kleinschmidt: la carrera fue un pulso entre el japonés y Jean-Louis Schlesser, que le jugó una treta en la salida de una de las últimas etapas. El francés se saltó el orden de salida al hacer pasar a Josep María Serviá antes de Masuoka y puso nervioso al japonés, que en un intento desesperado por adelantarlo, arrancó una rueda y tuvo que abandonar. La desesperación hizo que el copiloto de Masuoka se pusiese delante del coche de Serviá, que estuvo a punto de atropellarlo. Sainct, un joven veterano La carrera de Richard Sainct, de 32 años, proviene del enduro, que le proporcionó el conocimiento en el manejo de las motocicletas en terrenos difíciles. Así, sólo necesitó tres años de rodaje para lograr, en 1999, su primera victoria, después de lograr el quinto puesto de la general en su segunda participación, en 1996: después llegaron las victorias en 1999 y 2000. El francés se arriesgó luego, al dejar BMW para hacer de KTM un proyecto ganador, objetivo que logró, aunque las victorias en el Dakar se las llevara el italiano Fabrizio Meoni. La inteligencia y finura con la que pilota, además del mimo con que cuida de la mecánica, lo convierten en un piloto muy regular y que apenas comete fallos.