CENSURA
La Duma limita la libertad a los medios de comunicación
Por Cristina Fuertes2 min
Comunicación10-11-2002
El asalto al antiguo Palacio de Cultura de Moscú ha quedado entre tinieblas, ya que la Duma ha aprobado límites a la hora de informar sobre las acciones antiterroristas que se llevan a cabo en Rusia. El país de los soviets ha promulgado una serie de medidas restringen la libertad de prensa y que podrían dar pie al establecimiento de una censura.
El asalto al teatro en Moscú hace dos semanas hizo que la población mundial entendiera el sangriento y trágico conflicto que se vive en las relaciones chechenio-moscovitas. A partir de ese momento, muchos medios de comunicación de la capital rusa escribieron críticas contra las acciones que el Gobierno de Moscú había tomado para asaltar el palacio secuestrado. Frente a todo tipo de comentarios, la Duma, Cámara Baja del Parlamento, ha aprobado una ley que la actividad informativa propia de la prensa y del resto de los medios de comunicación. La televisión, como medio de comunicación de mayor consumo entre los moscovitas, es el más afectado por la ley. Las enmiendas a la Ley de Prensa y a la Ley de Lucha contra el Terrorismo son la nueva barrera a la información en Rusia. Con 288 votos a favor de la primera ley y uno en contra y otros 231 votos a favor y 106 en contra de la segunda, ambas fueron aprobadas el 1 de noviembre. Los partidarios de esta reforma argumentaron que esta medida “no es una limitación a la libertad democrática y en circunstancias como estas, sólo se debe usar la información de fuentes oficiales”, según expresó Vitor Ozerov, presidente del Comité de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federación (Cámara Alta). Las leyes citadas prohiben difundir cómo se lleva a cabo una operación militar y hacer propaganda de “actividades extremistas”, lo que impide transmitir declaraciones de terroristas. El secretario de la Unión de Periodistas rusos, Ígor Yakobenko, se opone a la Ley de Prensa porque deja una puerta abierta a la “censura total” La operación antiterrorista no sólo pudo acabar con los secuestradores que habían impuesto el terror en el teatro, sino que también terminó con la vida de un centenar de rehenes que inhalaron fatídico gas, que las fuerzas de élite utilizaron para acabar con el secuestro. Sin embargo, a partir de ahora, los datos sobre el suceso acaecido hace días en Moscú no podrán ser difundidos por los medios de comunicación. El porqué y el para qué no podrán ser explicados a sus ciudadanos. Solamente una superficialidad de los datos que suministren las fuentes oficiales será la información que reciba la sociedad mundial. Mientras los secuestradores permanecían aún en el teatro, las autoridades rusas comenzaron ya a ejercer un cireto control. Las amenazas contra los medios que no aplicaran una autocensura se convirtieron en castigo cuando el Ministerio de Prensa prohibió el canal de televisión Moscovia por infringir la legislación en materia antiterrorista vigente antes del 1 de noviembre.