Política
El debate en el PSOE remarca las diferencias entre Díaz y Sánchez
Por Javier Álvarez Lago3 min
España16-05-2017
A menos de una semana de que las bases decidan el futuro liderazgo del PSOE, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López se enfrentaban este lunes en el único debate pactado para esta campaña. Como cabía prever, el acontecimiento ha girado en torno a la abstención socialista en la investidura de Rajoy el pasado octubre y, especialmente, en torno a los conflictos personales e ideológicos que sacó a relucir esta decisión dentro del partido. Sin embargo, no es este, o al menos de palabra, el debate que quería Patxi López.
Moderado por Carmen del Riego, sin posibilidad de preguntas por parte de los militantes (como ocurrió en aquel que enfrentó a Eduardo Madina, a José Antonio Pérez Tapias y a Pedro Sánchez en las últimas elecciones a secretario general), el debate acaecido en Ferraz se dividió en tres grandes bloques: el político, el económico-social y el referido al modelo de partido. Sin embargo, Susana Díaz y Pedro Sánchez enfocaron su discurso en deslegitimar la actuación del otro, mucho más que en proponer las medidas a tomar para el futuro, mientras que López, situado ante las cámaras en medio de ambos, les llamaba al diálogo para formar un PSOE fuerte, heterogéneo pero unido, mientras glosaba las medidas de su programa.
Para los tres candidatos, la abstención fue un suceso traumático. Sin embargo, para la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, no fue un error, sino una necesidad, si bien "dolorosa y difícil". El problema, según ella, no fue permitir mantenerse en La Moncloa al PP, sino los previos 85 escaños obtenidos por Sánchez en las elecciones, pésimo resultado que cree debido a los vaivenes ideológicos del madrileño, que le acercaron alternativamente a Podemos y a Ciudadanos durante el periodo en el que España estuvo sin Gobierno.
Sin embargo, para Sánchez el problema más grave que sacude al PSOE, más allá de los malos resultados, es que se halla cautivo en las manos de una gestora aliada de la derecha, considerando a Susana Díaz la instigadora de este movimiento. Para él, la abstención fue una traición tanto personal como a los valores históricos del partido. Por ello, afirma que su objetivo es "recuperar el partido" de sus manos para devolverlo a la militancia.
Así, el debate se ha visto claramente marcado por el conflicto personal e ideológico existente entre ambos, siendo constante el cruce de acusaciones entre Sánchez y Díaz, mientras que López instaba, sin mucho éxito, al dialogo, a dejar el pasado atrás para empezar a pensar en el futuro, así como era el único que enmarca los malos resultados obtenidos en el contexto de crisis que atraviesa la socialdemocracia en la actualidad. Sin embargo, ambos se han mantenido en su estrategia comunicativa de personificar la política, de deslegitimar a su contrario, tanto que se han postulado como su antítesis.
Y es que Sánchez y Díaz apenas han propuesto medidas más allá de cuestiones tan aceptadas por la franquicia socialista como la importancia de la justicia social, la progresividad de los impuestos y la importancia de las casas de pueblo, mientras que López ha propuesto reformas tan complejas como la de aunar a la Unión Europa en cuanto a política fiscal, salario interprofesional y legislación laboral se refiere.
La propuesta que preside el discurso de López es que, si resulta elegido el 21 de mayo, al día siguiente se sentará a dialogar con los otros dos candidatos para formar un partido cohesionado, dentro de una España federal enmarcada en una Unión Europea mucho más fuerte. Sánchez, por su parte, además de convertir al país en un estado federal lo que promete es derrocar al Gobierno de Rajoy mediante una moción de censura. Susana Díaz, en clara alusión al actual comportamiento del madrileño, afirmó: "Si el PSOE no remonta electoralmente, yo me marcharé sin hacer ruido”. Reiterando a lo largo de su discurso lo expuesto en la Declaración de Granada, apuesta por mejorar el sistema autonómico, no por reconfigurar el territorio. Sin embargo, serán las bases quienes decidirán el rumbo que tomará el partido.