Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

México

Javier Valdez, crónica de una muerte anunciada

Por Javier Álvarez LagoTiempo de lectura3 min
Comunicación16-05-2017

Desgraciadamente, se veía venir. Para algunas personas, la muerte es el precio a pagar por no callar ante las injusticias del día a día. Así, este lunes por la mañana, tras salir de su trabajo en la revista Ríodoce, situada en la ciudad de Culiacán, el periodista y escritor Javier Valdez Cárdenas ha sido asesinado a balazos por un grupo de individuos no identificados. La hipótesis barajada por las investigaciones es que a Valdez, especialista en narcotráfico, le han matado por su trabajo informativo alguno de estos grupos criminales.

El suceso ocurrió a plena luz del día en una concurrida calle de Culiacán, capital del Estado de Sinaloa. Es esta una de las regiones más conflictivas de México, centro de operaciones del cártel de mayor envergadura y proyección internacional del país: el cártel de Sinaloa, liderado hasta su reingreso en prisión por Joaquín El Chapo Guzmán Loera. Como suele ocurrir en estos casos, la falta de liderazgo, el vacío de "poder" dentro de la organización criminal, ha provocado en el lugar una ola de violencia que se ha traducido en más de 600 asesinatos tan solo en lo que va de año.

Javier Valdez Cárdenas (nacido en 1967 en la ciudad que le ha visto morir) salía de su trabajo en la revista Ríodoce, de la que había sido su fundador, cuando fue abatido por un grupo de individuos con el rostro cubierto. Según informa este medio, sumido en el dolor y la indignación provocados por la pérdida de uno de sus compañeros más queridos, del vehículo del fallecido los supuestos sicarios sustrajeron un teléfono móvil y el ordenador portátil con el que trabajaba.

Esta fuente ha afirmado: "No tenemos ninguna duda: el origen del crimen de Javier Valdez está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del narcotráfico".  Asimismo, ha expresado sus dudas, debido a la impunidad reinante en el país mexicano ante este estilo de casos, de que se llegue a condenar a alguien por este crimen.

Valdez dedicó la mayor parte de su vida profesional a denunciar el fenómeno del narcotráfico en su país, un hecho económicamente nada despreciable (el negocio de la droga suele estimarse en torno al 1% del PIB mundial) que suele servirse de la corrupción y el miedo para infiltrarse, respectivamente, en las instituciones y en la sociedad. Son muchos los periodistas que, al informar sobre las actividades de este negocio que se mueve entre las sombras y que no duda en matar para engrosar sus beneficios, han perdido la vida por contar a la sociedad las atrocidades realizadas por estos grupos criminales.

Por ello, Valdez sabía que su futuro bien podía ser el morir asesinado a sangre fría por una de estas organizaciones. Expresó este temor en varias ocasiones a lo largo de su vida. Con sus palabras, con su revista Ríodoce, molestaba a los narcotraficantes al sacar a la luz sus operaciones, condenando su recurso sistemático a la violencia, denunciando los casos de apoyo a estos grupos desde fuerzas militares y policiales y desde las más altas esferas políticas. En su labor cotidiana, mientras escribía un artículo más denunciando la muerte de un compañero de profesión, sabía perfectamente que el siguiente podía ser él.

Entre su obra como escritor destaca Narcoperiodismo: la prensa en medio del crimen y la denuncia. Este libro cobra ahora, desgraciadamente, una especial relevancia por los trágicos sucesos de esta mañana. Y es que, ante la opción de aliarse con los criminales mediante el silencio, personas como Valdez, aunque tengan que entregar la vida por ello, deciden sacar a luz los trapos sucios de estas organizaciones.