TOROS
La afición, entre Jaén y América
Por Almudena Hernández Pérez2 min
Espectáculos20-10-2002
Concluye la temporada taurina española con la Feria de San Lucas de Jaén, que ha finalizado el pasado domingo. En este ciclo es habitual que ocupe su localidad la lluvia y el frío que llegan a la Península Ibérica en estas latitudes del calendario. Pero también, en el coso jienense ya es costumbre el triunfo de Enrique Ponce, torero de amplia temporada y tradicional despedida en esta feria.
Mas, el broche triunfal de temporada de Ponce no ha sido el único que ha acontecido durante la Feria de San Lucas. Ha habido varios toreros afortunados por el éxito como Manuel Díaz El Cordobés, Juan Serrano Finito de Córdoba y José Antonio Morante de la Puebla. Todos ellos ya preparan las maletas ante el reclamo del otro lado del océnao, en las ferias americanas. Mientras tanto, el aficionado español rememora las buenas faenas de este 2002 que no volverán a repetirse, pues el tiempo las dejó presas en la retina. Ha cerrado sus puertas hasta la plaza de toros de Madrid, que la próxima vez que las abra contará con nuevo equipo gestor, pues ha vencido el compromiso adquirido por los hermanos Lozano. Así, habrá que esperar a los deshielos mientras se sigue de lejos lo que los diestros españoles van a buscar a los ruedos americanos. Las citas más esperadas allende los mares serán las de José Tomás, que estará dos tardes en la temporada grande de la plaza México. Esas dos actuaciones supondrán la despedida momentánea del torero de Galapagar, una vez que ha anunciado su temporal retirada de los ruedos en España. Asimismo, un largo ejército de espadas españoles acudirán a cumplir su compromiso en la Monumental, repartidos en una quincena de carteles que la empresa mexicana ha confeccionado para esta temporada de 2002-2003: Enrique Ponce, Julián López El Juli, José Miguel Arroyo Joselito y Juan Serrano Finito de Córdoba a pie, y a caballo Pablo Hermoso de Mendoza y Fermín Bohórquez, entre otros. Para los soñadores de buenas tardes de toros pocas opciones quedan en estas tierras españolas hasta la próxima temporada: algún que otro festival, el recuerdo de lo mucho bueno que hubo en este 2002, o matar el tiempo y el gusanillo del taurinismo con Torero, un juego de ordenador como los de los marcianitos, pero con cuernos y trajes de luces.