DEFENSA
Un avión de combate escolta a un Boeing de Iberia en su regreso de urgencia a Barajas
Por Ana María Riaza1 min
España16-10-2002
Por si no era suficiente con la operación militar llevada a cabo en isla Perejil el pasado mes de julio, el desfile de las Fuerzas del Ejército con tanques de importación alemana o el mensual homenaje a la bandera española en la madrileña Plaza de Colón, el Ministerio de Defensa, con Federico Trillo a la cabeza, ponía nuevamente de manifiesto la valía y autodisposición de las Fuerzas Armadas españolas.
Fueron unos gramos de caucho desprendidos de las ruedas delanteras del tren de aterrizaje del vuelo 6403 con destino a México DF de la compañía Iberia los que provocaron, el pasado martes, la movilización de uno de los cazas F-18 del Ejército con base en Torrejón de Ardoz (Madrid). Según palabras del piloto en funciones, tanto el despegue como el vuelo en general fueron normales, hasta el momento en que, tres cuartos de hora después de que abandonasen el madrileño aeropuerto de Barajas, el jefe de día de Iberia -esto es, el responsable de todas las operaciones que los aparatos de Iberia realizaban en ese momento-, les ordenó su regreso inmediato, ante la posibilidad de que hubiesen perdido algo de caucho de la banda de rotadura de una de las ruedas del tren durante el despegue. Fue entonces cuando uno de los cazas del Ejército, que realizaba un vuelo regular de inspección aérea por la zona, se situó por orden del Ministerio de Fomento bajo el aparato a fin de evaluar los daños sufridos en el tren. La presencia del aparato, que acompañó al jumbo durante el resto del trayecto de vuelta, alertó a varios de los pasajeros, que preguntaron alarmados si su repentino regreso podría deberse más a un posible ataque terrorista que a una avería rutinaria. Tras el aterrizaje de emergencia, hasta un total de 59 pasajeros decidieron no volver a embarcar en el avión que les trasladaría definitivamente a México. Esta ha sido la primera vez que un avión de combate de las Fuerza Aéreas se destina para cubrir la pérdida de goma en las ruedas de un avión comercial. Normalmente, este tipo de percances suelen comprobarse en el aire, desde la misma torre de control.