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Estados Unidos

Trump ordena una investigación sobre el fraude electoral

Por Paloma SztrancmanTiempo de lectura2 min
Internacional25-01-2017

El presidente americano, Donald Trump, ha declarado el miércoles 25 de enero que hay una investigación en marcha para esclarecer el supuesto fraude que se dio en las pasadas elecciones. Esta afirmación es una teoría que el magnate tenía presente durante su campaña, y asegura que el fraude se debe a que entre tres y cinco millones de personas eran votantes ilegales. Sin embargo, ningún miembro del partido republicano respalda esta creencia.

"Voy a pedir una gran investigación sobre el fraude electoral, incluidos los votantes registrados para votar en dos estados, los ilegales e incluso los inscritos para votar pese a haber fallecido (muchos de ellos hace tiempo). En función de los resultados reforzaremos los procesos de votación" ha escrito Trump en su cuenta personal de Twitter. 

La única persona que ha respaldado las teorías de Trump ha sido Sean Spicer, secretario de prensa de la Casa Blanca. Spicer ha afirmado que el presidente hace tales acusaciones basadas en datos que él mismo posee. "Según sus palabras, de tres a cinco millones de personas podrían haber votado ilegalmente, una cifra basada en estudios que hemos visto".

Aunque en el recuento de votos electorales Trump venciese a Hillary Clinton con 204 votos frente a los 232 votos que obtuvo la candidata demócrata, fue ella quien ganó en el voto popular con unos tres millones de votos más que el magnate neoyorkino. Unos votos que el presidente afirma que son ilegales. Pese a lo dicho sobre el fraude, Trump considera que el resultado de las elecciones es legítimo. 

El presidente basa su afirmaciones en un estudio realizado en 2012 por el Pew Research Centre, en el que se llegó a la conclusión de hasta 1,8 millones de personas fallecidas figuraban en el censo electoral. Lo que el presidente parece no tener en cuenta del estudio es que al ser realizado en 2012, y no en 2008 cuando ganó Obama, no se pueden aplicar las mismas circunstancias a las elecciones de 2016. Tampoco se puede demostrar hasta que punto otra persona ha podido votar en nombre de un fallecido y posteriormente de la realización del estudio de 2012, se demostró que los registros erróneos no coincidían en número con los votos fraudulentos. 

Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, ha mostrado su desacuerdo con las teorías del presidente. Republicanos y demócratas también han adoptado una postura de escepticismo ante la idea de un fraude electoral. Michael Waldman, presidente del centro Brennan, una organización con gran experiencia en temas de fraudes electorales, se ha mostrado crítico con el presidente y su portavoz. "Que el presidente y el portavoz de la Casa Blanca difundan una mentira de esta magnitud sobre las elecciones carece de precedentes en nuestro país. No estamos hablando de autores de teorías de la conspiración que circulan por Internet. Se trata de las máximas autoridades de este país".