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Ballet

La Bella Durmiente: Sevilla disfruta de la magia de un clásico

Por Blanca Zanón Tiempo de lectura2 min
Espectáculos19-01-2017

El Ballet Nacional de Letonia tiene 80 años de trayectoria y es una de las grandes academias de ballet. Esta abre sus puertas con La bella durmiente en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, desde este miércoles 18 hasta el 21 de enero. Con la personificación de este tradicional, nos adentramos en el ballet clásico envueltos por la magia característica de este cuento de hadas.

La escuela rusa de danza clásica es una de las mejores compañías de danza de la antigua Unión Soviética. En 2013 consiguió maravillar a la audiencia con otro de los clásicos repertorios, en este caso con Giselle, también en el teatro de Sevilla. Pero esta vez llega con aún más fuerza, si cabe, con la magia del tan conocido cuento de hadas, protagonizado por la princesa Aurora y sus hadas madrinas.

La bella durmiente ha sido siempre uno de los grandes repertorios de la historia musical, estrenada por primera vez en San Petersburgo, en 1890, bajo la creación de Perrault. La historia va acompañada de una escenografía propia de un cuento de hadas, con princesas y malhechores.

Esta obra pone de manifiesto un ballet romántico, adornado con sueños y fantasía. Aparece sobre la partitura de Piotr I.Chaikovski, interpretada por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y dirigida por Farhads Stade. La coreografía va de la mano del director artístico del Ballet, Aivars Leimanis, quien además formó parte de este como bailarín desde 1976 a 1996.

La historia, divida en dos actos, comienza en el palacio del rey Florestán, donde se celebra el bautizo de la princesa Aurora. Entre los invitados se encuentran sus seis hadas madrinas que obsequiarán a la pequeña con bondad, nobleza, alegría, éxito y benevolencia.

Entre tanto, aparece Carabosse, una malvada hada que castigará a la princesa con su muerte a los dieciséis años, al pinchar su dedo en un huso. Por suerte, la sexta hada no le ha entregado su regalo todavía y consigue modificar el hechizo, haciendo que esta permanezca dormida durante cien años hasta que un príncipe la despierte con un beso.

Es en este momento cuando aparece la tensión de la obra, que transcurrirá fiel al clásico. 

La actuación posee numerosos personajes y el estilo supone un gran esfuerzo para los bailarines, dado que el baile es de gran complejidad y requiere mucha exigencia técnica.