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EE.UU.-IRAK

George Bush asegura que tiene pruebas que justifican el ataque a Sadam

Por Ángela González Rodríguez Tiempo de lectura2 min
Internacional08-09-2002

El primer ministro británico, Tony Blair, se reunió el pasado sábado en la residencia presidencial de Camp David (Maryland) con el presidente estadounidense con la intención de conseguir el mayor apoyo posible de la comunidad internacional ante la amenaza, que, según ellos, representa el rearme iraquí. La reunión tenía lugar cuatro días antes de que el presidente estadounidense precisase su estrategia contra Irak en la tribuna de Naciones Unidas, en Nueva York.

Por su parte, el alto representante para la Política Exterior y de Seguridad de la Unión Europea (UE), Javier Solana, no está de acuerdo con "una guerra preventiva" de Estados Unidos contra Irak sin mandato de las Naciones Unidas, “guerra” que considera contraria al derecho de los pueblos. "Estamos contra una guerra preventiva", advirtió Solana a Estados Unidos, tras considerar que toda medida contra Irak debía ser decidida en el marco de la ONU, ya que, de lo contrario, "sería inconciliable" con el derecho de los pueblos. De la misma manera, el alto representante ha comunicado que los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la Unión Europea se mostraron de acuerdo el fin de semana pasado sobre los siguientes puntos: "Completo apoyo a la ONU y sus resoluciones" y "obligación de Irak de respetar las resoluciones de la ONU y aceptar el regreso de los inspectores". La posibilidad de un ataque contra Irak no ha recibido la misma acogida en el resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, China, Francia y Rusia, que han expresado sus dudas sobre la oportunidad y legalidad de esa posible iniciativa. El presidente ruso, Vladímir Putin, que se reunirá en Moscú con el jefe de Gobierno británico a comienzos de octubre, ha expresado, según un portavoz del Kremlin, serias dudas sobre la conveniencia de usar la fuerza para derrocar a Sadam Husein. Por otra parte, el presidente iraquí se ha reunido este sábado en Bagdad con sus principales asesores militares, incluidos Qusay Husein, su hijo menor y responsable del poderoso cuerpo de la Guardia Republicana, y con el ministro de Defensa, general Sultán Hashim Ahmed, con el fin de concretar los preparativos de Bagdad para hacer frente a un eventual ataque de "los enemigos". El encuentro de Bagdad coincide con la afirmación este sábado en Ammán del ministro iraquí de Información, Mohamed Sayed al Sahaf, de que su país no permitirá el regreso a Bagdad de los inspectores en desarme de la ONU, ya que "su retorno no impedirá un ataque de EEUU a Irak". El ministro iraquí calificó como "pura mentira" las acusaciones de que Irak posee armas de destrucción masiva, y acusó a Washington de "intentar engañar al mundo con el objetivo de controlar nuestro país". Bagdad sabe que cuenta por su parte con el apoyo de la Liga Árabe, cuyos ministros de Asuntos Exteriores han expresado esta semana en El Cairo su unánime oposición a un eventual ataque contra Irak. En este sentido, el secretario general de la Liga Árabe, Amr Mussa, advirtió que un ataque contra Irak "abriría las puertas del infierno" en Oriente Próximo, y aseguró que ningún país árabe ofrecerá facilidades militares a Estados Unidos para dicha ofensiva.