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11 DE SEPTIEMBRE

La conmemoración del aniversario satura a los medios de comunicación

Por Elena VillegasTiempo de lectura1 min
Comunicación08-09-2002

El 11 de septiembre de 2001 es ya una fecha histórica. En aquel momento, hace ahora un año, todos vieron cómo colapsaban las Torres Gemelas y cómo era atacado el Pentágono y el orgullo y los corazones no sólo de los estadounidenses, sino de todo el mundo occidental. Se trata de un acontecimiento únicamente comparable a la caída del Imperio Romano, con la diferencia de que allí no estaban los medios de comunicación para contarlo.

El mundo entero vio lo que para muchos fue la acción de los cuatro jinetes del Apocalipsis; la televisión ofreció unos planos escalofriantes reafirmando su cada vez más destacado papel en la Historia contemporánea. Un año después, no hay ningún medio de comunicación que no rememore aquel martes negro, algunas de cuyas consecuencias aún son palpables y otras todavía están por llegar. En España, Antena 3 y Televisión Española ofrecen, estos días, crónicas que se incluyen en los informativos. Periódicos como El País y El Mundo dedican, en cada edición, un par de páginas a la tragedia y La Semana ha elaborado un reportaje que puede leerse en la sección A Fondo. Y las radios hacen lo mismo; Carlos Herrera emitirá en directo desde Nueva York para Onda Cero el 11 de septiembre. Incluso las cadenas de televisión musicales, que en raras ocasiones modifican su programación, hacen homenajes. La británica VH-1 transmitió el concierto en el que las estrellas más importantes del panorama musical internacional unían sus voces a favor de los familiares de las víctimas un mes después; imágenes que vuelven a recuperar para el 2002. La MTV, del mismo grupo que la anterior, también ofrecerá una programación especial. En Estados Unidos, la cobertura de los medios ante el trágico aniversario está llegando a tal punto de saturación que muchas de las personas que perdieron a algún ser querido ha decidido marcharse del país durante unos días. Necesidad y derecho a la información se entremezclan con sensacionalismo de manera especial en este caso. Es imposible que los medios obvien lo ocurrido, pero la deontología periodística obliga a preguntarse dónde están los límites.