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CRISIS EN UPyD

La carta de Wagner, la chispa que provocó el incendio en la formación magenta

Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura3 min
España09-04-2015

Todo comenzó en agosto en 2014. El eurodiputado de UPyD, Sosa Wagner, publicaba una carta en el diario El Mundo en donde pedía abiertamente un pacto con Ciudadanos, porque existían “los suficientes puntos de encuentro” entre los dos partidos, escribía el político. Un duro escrito que derramó la primera gota de sangre dentro de los magenta y que más tarde iría cogiendo forma hasta lo que vive hoy en día el partido de Rosa Díez.

Wagner empezaba lanzándole flores a la propia Díez, destacando su "valor" y "esfuerzo personal" y que sin ella UPyD no tendría representación en muchas de las Comunidades Autónomas en las que está presente. Sin embargo, el político tenía en mente un objetivo: cambiar la línea de actuación del partido; y por eso prosiguió su carta contradiciendo a su líder y tildando de “varapalo” el resultado de las pasadas elecciones europeas.

"Ha germinado un movimiento que, gracias a sus habilidades, a su respuesta sencilla a problemas complejos y a la atención atolondrada que le prestan algunos medios, puede acabar estrellándolos contra el acantilado", aseguraba Sosa Wagner.

Él defendía que había cuatro partidos “a favor del orden constitucional y de la democracia representativa” que son PP, PSOE, UPyD y Ciudadanos. El problema está cuando aseguraba que entre las dos fuerzas minoritarias, la suya y la de Albert Rivera, tenían los "suficientes puntos de encuentro" como para pensar en un "compromiso electoral común".

Es evidente que el eurodiputado estaba pidiendo a gritos que Rosa Díez iniciara los trámites para acercarse a Ciudadanos y sumar fuerzas. Sin embargo, hay que reparar en el contexto: era la primera vez que un dirigente de UPyD hacía público un deseo semejante y a Rosa Díez no le debió de hacer mucha gracia porque, además, acabaría expulsándolo de la formación.

Por otro lado, esta carta encontró respuesta a los pocos días. Irene Lozano, la diputada de UPyD que actualmente pide la dimisión de Díaz y es candidata a encabezar el partido, cargó duramente contra su excompañero Wagner. Ella también publicó una carta, porque en agosto de ese año el incendio de UPyD estalló de manera epistolar, la política advertía de que resultaría difícil que alguien igualara en “mezquindaz” al eurodiputado. Unas duras palabras que, por otra parte, encontraron disculpas cuando días más tarde la propia Lozano le pedía perdón a Wagner por sus términos en la misma.

Lo cierto es que así comenzó todo. Con esas dos cartas. El partido no se resquebrajaba por aquel entonces pero sí que dejaba vislumbrar algunas grietas que no se taparon bien. Eso sí, la carta de Sosa Wagner le costó su expulsión del partido, aunque él se fuera encantado, pero también desembocó en un periodo de negociaciones con Ciudadanos. Unas reuniones, por otro lado, que no llegaron a buen puerto.

Meses más tarde, en noviembre de ese mismo año, Rosa Díez y Albert Rivera se reunieron al filo de las 17:00 con sus respectivos equipos. De esa reunión solo saió un sonoro portazo, con descalificaciones incluidas, a la posibilidad de alcanzar un acuerdo entre ellos. Tras dos meses de conversaciones, los portavoces de uno y otro se acusaron de no haber querido jamás el acuerdo o de plantearlo “en términos hostiles”, como dijeron en UPyD.

De hecho, desde antes de que Díez y Rivera se sentaran a la mesa el ambiente era muy malo. Ciudadanos traía una propuesta cerrada y aprobada por su Ejecutiva y no aceptó ninguna alternativa a la misma, según confirmaron ellos días después. Un acuerdo que Rivera dio a conocer semanas antes a los medios de comunicación y que hasta ese día no trasladó a Díez y a su equipo.

Por su parte, en UPyD desconfiaron, por aquel entonces, profundamente de la estructura de Ciudadanos fuera de Cataluña, de su limpieza democrática, de sus intenciones y de su propia transparencia como un partido que no aplica dentro los principios de regeneración democrática que defiende fuera.

Sin embargo, actualmente el partido magenta sufre gestoras en varias Comunidades Autónomas, en ellas, Asturias, cuyo líder planteó un referéndum entre los militantes para unirse o no a Ciudadanos. Y todo ello, tras la bofetada que supuso el no obtener representación en el Parlamento andaluz en las pasadas elecciones autonómicas andaluzas.