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Proyecto "Encontrar a Cervantes"

Buscar a Cervantes es rentable como reclamo turístico y proyecto político

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Cultura17-03-2015

Aunque es pura casualidad, el hallazgo de los restos de Cervantes coincide con el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y un año antes de que se cumplan 400 años de la muerte del escritor. La certificación de que los restos pertenecen al literato español más traducido de todos los tiempos señala a Madrid como foco de homenaje, celebración y hasta peregrinación.

El impacto directo recae en Madrid. En especial el Barrio de las Letras, decenas de calles que se cruzan dedicadas a los ilustres escritores españoles. Madrid recibe cada año alrededor de ocho millones de turistas, una cifra que podría verse incrementada con el reciente descubrimiento. Esto es porque el turismo cultural se ha convertido en una de las apuestas de los extranjeros que viajan a España.

Este descubrimiento equivale a los más de 16 millones de euros que hubiera costado una campaña de imagen de Madrid en todos los medios de comunicación internacionales. Una prueba de la expectación que ha desatado esta búsqueda es que, tras conocerse el anuncio de este martes, el ayuntamiento madrileño tuvo que cambiar el lugar donde los investigadores iban a dar la rueda de prensa debido a la gran afluencia de medios de comunicación.

En abril del año pasado, un equipo de investigadores rastreó con un georadar el convento de las Trinitarias. El experto y codirector del proyecto, Luis Avial, encontró cuatro sepulturas con la cripta y los nichos que pertenecían a Cervantes y a su mujer. Tras comunicar el hallazgo, la burocracia se encargó de que la espera fuera larga, hasta llegar a los nueve meses. El pasado 22 de enero comenzaba por fin una nueva fase de la investigación, la antropológica.

La alarma saltó cuando los investigadores creyeron que habían dado con el nicho del escritor, aunque más tarde Francisco Etxebarría, el forense y director del estudio, reconoció que se trataba de cuerpos que no tenían que ver con Cervantes. La razón era sencilla: esos restos no asemejaban la edad que tenía el novelista cuando murió, alrededor de 70 años. Además, también debían tener en cuenta su anatomía: tenía menos de seis dientes, la mano derecha la tenía esclerosada, así como que le faltaba el brazo izquierdo y que había recibido disparos de arcabuz en el pecho cuando combatió en la Batalla de Lepanto.

Ahora los expertos tratan de abarcar una nueva y tercera etapa que se espera que sea la última. No se ha realizado una prueba de ADN que es necesaria para este tipo de investigaciones. Para ello, será necesario comprobar los restos encontrados con los de una hermana del escritor de quien se tiene constancia que está enterrada en Alcalá de Henares. Sin embargo, el ayuntamiento ha advertido de que los restos están mezclados en un osario –el lugar donde se reúnen los huesos de las sepulturas- y que será muy difícil cotejarlos.

Por el momento, los restos óseos se expondrán en el convento de las Trinitarias aunque con dos condiciones. Por una parte, los huesos no saldrán de la iglesia y, por otra parte, el horario de visitas no afectará al día a día de las religiosas que viven en el templo. Además, las religiosas han advertido de que el ayuntamiento debe consultarlas antes de tomar ninguna decisión sobre el traslado de los huesos.

A mediados del siglo XIX diversas autoridades idearon un lugar en Madrid para que pudieran descansar los restos de los personajes más importantes en España. Su nombre sería el Panteón de los Hombres Ilustres y los nombres deberían ser elegidos en las Cortes. La idea finalmente no triunfó pero en el edificio que iba albergar tal panteón están enterrados sólo algunos políticos de la Restauración, como Canalejas, Sagasta o Cánovas del Castillo. Uno de los fracasos de esta obra es precisamente Cervantes, es decir, en ese momento había falta de medios porque se pretendía impulsar proyectos para encontrar los restos del escritor del Quijote y de Lope de Vega.