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VENEZUELA

EE.UU. y Venezuela, una relación histórica de cooperación y rechazo

Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura5 min
Internacional13-03-2015

La última tensión entre Venezuela y Estados Unidos se ha vivido recientemente. El presidente de EEUU, Barack Obama, le impuso nuevas sanciones a siete funcionarios y ex funcionarios venezolanos y declaración el Estado de “emergencia nacional” por el “riesgo extraordinario” que para el país suponía la situación en Venezuela. Esto provocó un aumento considerable en la escalada de tensión entre ambos países.

Este lunes, el presidente Barack Obama impuso nuevas sanciones contra siete funcionarios y ex funcionarios venezolanos y declaró “emergencia nacional” por el “riesgo extraordinario” que para EEUU supone la situación en Venezuela, en una nueva escalada de tensión entre ambos países. Sin embargo, este pulso entre ambos países viene de muy atrás, cuando Hugo Chávez aún vivía y lideraba el país latino. Concretamente el agosto en 2010, cuando se divulgó un cuestionario en el que el embajador designado por EEUU para Venezuela, Larry Palmer, le advertía al Senado de su país la baja moral que, presuntamente, afrontaban las fuerzas militares venezolanas y la creciente intervención de Cuba en el país. Ese encendió la llama.

Días más tarde el presidente Chávez le pide a Obama que busque otro embajador para el país por las declaraciones de Palmer. Sin embargo, EEUU insiste en mantener a su embajador. Después sería Venezuela, ya por carta oficial, el país que rechazaría Palmer y en respuesta a esto EEUU revocó el visado del embajador venezolano.

 Ya al año siguiente, en 2011, Estados Unidos le impuso sanciones a siete empresas internacionales que apoyaban al sector energético de Irán, entre ellas la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). El Gobierno venezolano respondió diciendo que “ahora más que nunca” profundizarán su relación con Irán.

Obama, más tarde, manifestó su preocupación por algunas “acciones” del gobierno de Venezuela que, a su entender, restringían “los derechos del pueblo” y amenazaban “los principios democráticos”. Chávez respondió llamando al presidente estadounidense “farsante” e “irresponsable” y le acusó de atacarlo en busca de votos.

Al año siguiente, el senador demócrata John Kerry, nominado por el presidente Barack Obama como nuevo secretario de Estado, consideró que había posibilidades de transición en Venezuela, declaraciones que el gobierno venezolano lamentó profundamente. El 5 de marzo murió Chávez en Caracas, pero horas antes de que se anunciara la muerte, Maduro expulsó a dos miembros de la Agregaduría Aérea de la embajada de Estados Unidos por “proponer proyectos desestabilizadores” a militares venezolanos. A esto, Obama reafirmó “el apoyo de Estados Unidos al pueblo venezolano y su interés en el desarrollo de una relación constructiva con Venezuela” tras la muerte de Chávez, a cuyos funerales envía una delegación de bajo perfil.

15 días después de ese mismo año, el gobierno de Venezuela anunció la suspensión de los contactos que mantenía con Washington hasta que no hubiera “un mensaje más claro de cuál es el tipo de relación” que quiera Estados Unidos, país que se declara “decepcionado”.

Sin embargo, el acontecimiento más significativo de esta tensión fue por las propias elecciones venezolanas. Maduro las ganó pero por un estrecho margen sobre Henrique Capriles, y el Gobierno de Estados Unidos consideró “necesario” y “prudente” otro recuento de votos dado el resultado “extremadamente reñido”. Pero tras esto, la guerra diplomática siguió. En septiembre de ese año Maduro denunció que en Estados Unidos se estaban planeando “provocaciones” para atentar en su contra y acusó a Washington de poner trabas a su participación en la Asamblea General de la ONU.

Días después, Maduro anunció la expulsión de la encargada de negocios estadounidense, Kelly Keiderling, y de otros dos diplomáticos norteamericanos en Caracas, a los que dio 48 horas para abandonar el país, por supuestamente alentar acciones de sabotaje. La respuesta de EEUU fue inmediata: expulsó a tres funcionarios venezolanos, incluido el encargado de negocios en Washington.

Ya en 2014, El secretario de Estado, John Kerry, le pidió al gobierno de Venezuela que libere a los manifestantes opositores detenidos en los disturbios ocurridos esa semana y que restaure la calma ante los recientes episodios de violencia. Pero no obtuvo respuesta.

En febrero de ese año, Obama condenaba la violencia en Venezuela y pedía al gobierno de Maduro “atender los reclamos legítimos” de su pueblo y liberar a los manifestantes detenidos, en lugar de desviar la atención expulsando a diplomáticos estadounidenses con “falsas acusaciones”.

Rajoy se reunió con la mujer de Leopoldo López desatando la reacción de Maduro

Con España, además, también hay tensión; y se ha ido incrementado poco a poco. A finales de 2014 Maduro anunciaba que se revisarán "todas las relaciones" de su país con España, en respuesta a la actitud del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, con el caso del opositor venezolano detenido Leopoldo López. "Le he ordenado al vicepresidente político y canciller, Rafael Ramírez, revisar todas las relaciones con España por este acto inamistoso, de injerencismo y de apoyo a los grupos de ultraderecha que ejercen la violencia en Venezuela por parte del señor Rajoy", afirmó Maduro en un acto oficial.

El detonante de la reacción de Maduro fue que Rajoy se reunió con Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, en un encuentro en el que le trasladó su preocupación y la de la Unión Europea por el juicio al político opositor encarcelado desde el 18 de febrero pasado por acusaciones relativas a hechos de violencia al término de una marcha antigubernamental. El presidente se reunió en la sede del PP con Tintori, a quien preguntó por la situación de López, según un comunicado del partido.

Además, recientemente el presidente Maduro dijo en la televisión nacional del país que “ganaría las elecciones en España” porque sale en la prensa “más que el propio Rajoy”. Lo cierto es que debido a los numerosos acontecimientos políticos que se están sucediendo en el país latino están copando muchos titulares de la prensa española. Por último, y quizás lo más famoso, hay que recordar el “por qué no te callas” del Rey Juan Carlos I a Chávez como símbolo de las relaciones de ambos países.

Chávez, en verdad, no soportaba a Aznar, ya en 2002 lo había acusado de participar junto con Estados Unidos en el golpe de Estado que lo derrocó por unas horas. El mandatario venezolano no entendía por qué si Rodríguez Zapatero era socialista defendía a su antecesor del Partido Popular. Aquel 10 de noviembre de 2007, el Rey español se mostró durante la clausura de la XVII Cumbre Iberoamericana que se desarrollaba en Chile, como el padre protector de su jefe de Gobierno y con su insólito llamado de atención a Chávez pretendía que le escucharan sin interrupciones.

Fue quizás el momento más álgido en las relaciones diplomáticas entre Venezuela y España durante el siglo XXI. Tanto así, que un par de semanas después, Chávez ordenó el "congelamiento de las relaciones".