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CHILLIDA

Falleció el artista del hierro y el hormigón

Por Roberto González GarcíaTiempo de lectura2 min
Cultura21-08-2002

Sus obras colosales se pueden ver en muchas ciudades de España. Su Elogio del Horizonte, en Gijón, es visible desde toda la playa de San Lorenzo. Cuando se construyó, a comienzos de los 90, la polémica irrumpió en la ciudad, como siempre que Chillida realizaba una escultura de tan colosales dimensiones. Hoy, el césped del Cerro de Sata Catalina está atravesado de múltiples senderos, creados por los curiosos que se acercan a contemplar la escultura, tal y como el autor deseaba en el proyecto original.

"Se ha ido consumiendo poco a poco, hasta que ha fallecido. Su muerte es la consecuencia de la larga dolencia que llevaba arrastrando", señaló Gonzalo Calderón, yerno del escultor. Chillida falleció a causa de la enfermedad neurológica por la que ya había estado ingresado en el hospital la pasada primavera. Esa enfermedad hizo que el artista escatimase sus presencias en público, pese a los múltiples requerimientos. Una de sus últimas apariciones fue el día de la inauguración del Chillida-Leku un museo al aire libre en la finca familiar que alberga su colección privada. Frente a la Catedral de Bonn ha colocado una escultura de gran tamaño, para la restauración del Reichtag, en Berlín, le encargaron una escultura. Pero "la culminación de un sueño", como el autor afirmaba, no la ha podido ver en vida: Tindaya. El proyecto prevé el vaciado parcial de la montaña, con lo que se crearía un espacio de grandes proporciones que incitaría a reflexionar sobre la materia y sobre lo humano. Los grupos ecologistas siempre han criticado el proyecto, pero ahora las autoridades canarias han reiterado en su empeño de llevarlo a cabo. De esto no se habló en el funeral de Eduardo Chillida, para el que se reunieron más de un millar de personas en la Iglesia de Santa María del Coro de San Sebastián, y otros tantas en el exterior de sus puertas. "Aita está presente en todo su trabajo, pero, además, ha sabido ser un factor de unión para todos sus hijos, sus nietos y la familia de su hermano, que es la nuestra. Ha sido un hombre culto y sabio, y el enfermo más valiente que se puede ser". Pedro Chillida, hijo del escultor, resaltó las cualidades humanas de su padre en el funeral. El acto, en el que el Orfeón Donostiarra interpretó varias obras, contó con la asistencia de destacados miembros de la vida cultural y política españolas. Chillida fue enterrado en el Chillida-Leku, debajo de un magnolio bajo el que se solía sentar. Eduardo Chillida siempre ha querido colocar sus obras en su paisaje, como si la naturaleza y las señas de identidad del hombre fueran a revelar allí, mejor que en ninguna otra parte, su propia naturaleza y sus propias señas de identidad como artista. Ahora él descansa en la naturaleza.