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CRISIS GRECIA

Siete años de rescates en Europa

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional20-02-2015

Siete años han pasado desde que la economía de Europa enfermó. Desde entonces, la crisis ha dejado afectados a varios países como Portugal, España o Irlanda, entre otros. Todos han asumido uno de los peores costes, consecuencia de los ajustes impuestos por la troika: el empobrecimiento de la ciudadanía. Poco a poco, el conjunto de la Unión Europea va remontando, aunque aún es una tarea complicada.

Lo más curioso de todo es que la Comisión Europea advirtió a principios de este mes que el crecimiento de la zona euro mejorará en 2015 hasta alcanzar el 1,3% frente al 1,1% de hace algunos meses. Otra de las puntualizaciones que hizo fue que los países rescatados serán los que lideren el crecimiento económico durante este año. En efecto, España obtendrá al menos un crecimiento del 2,3%, según prevé el organismo.

Por delante de esta, se encuentran Eslovaquia, Luxemburgo, los países bálticos e incluso Irlanda y Grecia. Portugal, en cambio, está teniendo dificultades para alcanzar los niveles de antes de la crisis. Sin embargo, no será fácil que los ciudadanos noten en sus bolsillos está mejora, ya que llevará tiempo que los países rescatados asienten su economía.

Con la intención de no dejar caer por el precipicio a los países que se volvieron más débiles, en 2010 se crearon dos tipos de fondos permanentes para asistir a los Estados miembro. Por una parte, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), dotado con 440.000 millones. Por la otra, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con 500.000 millones de euros y creados por los gobiernos en sustitución del anterior.

Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aportó 250.000 millones de euros más. Este organismo, junto con el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea, se convirtieron en una autoridad temida por muchos países ante los duros reajustes que proponía. Así surgió la troika.

España fue uno de los países abocados al abismo en 2012, cuando tuvo que pedir un rescate financiero que, al principio, el Ejecutivo se negaba a solicitar. Alrededor de 100.000 millones de euros fueron inyectados en el entramado financiero para mejorar su solvencia y capacidad y actualmente empieza a remontar –aunque con suavidad- la alta tasa de empleo. El rescate de España fue diferente al resto, ya que no lo pidió al completo, sino que solicitó una ayuda financiera que permitiera recapitalizar los bancos.

Similar es el caso de Irlanda, que también sufrió el pinchazo de la burbuja inmobiliaria pero que aumentará su economía un 3,5%, como Grecia. Pidió un rescate de 1.000 millones de euros a cambio de realizar recortes sociales y el despido de más de 20.000 funcionarios, según le pedía la troika. Sin embargo, fue el primer país en concluir su rescate europeo en 2013 y salir de las garras del FMI.

Portugal también se tuvo que someter al tridente europeo. Más impuestos y recortes en las pensiones y prestaciones sociales a cambio de 78.000 millones de euros en 2011. Un precio caro a pagar, que logró eliminar las pagas extra, aumentar el número de horas laborales o reducir la cuantía de las prestaciones por desempleo.

A pesar de las dificultades que está atravesando Grecia, incluso para alcanzar un acuerdo de rescate, a su economía le auguran mejores tiempos. Después de cinco años y casi 200.000 millones de euros invertidos en un rescate, los griegos afrontan el último tramo. Un país que se sumió al encarecimiento del transporte y los servicios públicos, a la bajada del salario mínimo o al pago de los servicios sanitarios. Es decir, la Comisión Europea estima que este año crecerá un 2,5% su ritmo, después de que saliera de la recesión el año pasado tras 24 trimestres consecutivos en números rojos.

En comparación con los anteriores países, el rescate a Chipre ha sido mucho más tarde y pequeño. Casi 10.000 millones de euros de los que aún no han podido disponer en su totalidad. El motivo es que en Nicosia aún no ha entrado en vigor la nueva normativa hipotecaria, una de las cláusulas que estableció con la troika.