LA CUESTIÓN VASCA
El miedo y la división política pueden más en el País Vasco
Por Mª Jesús Torres2 min
España28-07-2002
El nacionalismo radical está provocando una fuerte fractura, tanto social como política, en el País Vasco. Así lo cree el que hasta ahora ha sido el director del Euskobarómetro, Francisco Llera Ramo, que anunció esta semana que abandona el País Vaco para ocupar otro puesto en Estados Unidos.
Como él, muchos otros han tenido que exiliarse de allí ante las amenazas y la presión continua que sufren por parte de ETA. Además, cuestiones como la solución del problema vasco, la Ley de Partidos Políticos, la protección de los concejales vascos y la autodeterminación dividen cada día más a los nacionalistas y los constitucionalistas. Franciso Llera López ha sido el último en exiliarse del País Vasco. A su juicio, el terrorismo es "un poder fáctico que hay que atajar y responder desde un discurso unitario que en España no hay, debido a los nacionalismos". Son muchos otros los que achacan al nacionalismo los problemas por los que atraviesa el País Vasco, sobre todo los partidos constitucionalistas, PP y PSOE, que hicieron frente común en el Pacto Antiterrorista, dejando de lado a otras formaciones, lo que acrecentó aún más la fractura política. El último Euskobarómetro, presentado por Llera, mostraba el escepticismo y pesimismo que caracterizan el clima ante la situación política, además de un aumento significativo del malestar democrático. Sólo uno de cada tres vascos se siente libre para hablar de política en público, pero los no nacionalistas siguen reconociéndose como los menos libres. La vida de la mayoría de ellos está dominada por el miedo a las amenazas y al ataque directo. Sin embargo, desde el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997, cada vez más la sociedad vasca se manifiesta en las calles contra el terrorismo de ETA y se alivia ligeramente el sentimiento de miedo a participar en política, aunque son los no nacionalistas los más afectados. En este último sondeo también aumenta la proporción de vascos dispuestos a irse de Euskadi, consecuencia del malestar político y democrático, algo que contrasta con el discurso de "normalidad" que transmite el Gobierno vasco. Muchos profesores universitarios, así como políticos, periodistas y empresarios han tenido que abandonar sus casas y puestos de trabajo en los últimos años. La fractura política se ha acrecentado tras la aprobación de la Ley de Partidos Políticos, pero ya se observaba mucho antes, incluso desde el período de tregua de ETA, cuando los nacionalistas firmaron el pacto de Lizarra. El pacto Antiterrorista entre Gobierno y PSOE provocó el malestar de los nacionalistas, que no ven en la actuación del Ejecutivo una solución a su problema. Y el más reciente debate sobre la reforma del Estatuto y la autodeterminación en el País Vasco molesta también profundamente a los constitucionalistas, que consideran el actual Estatuto vasco como válido. El último incidente entre nacionalistas y no nacionalistas se vivió en el ayuntamiento de Vitoria, donde el alcalde, Alfonso Alonso, ha sido acusado por el grupo Batasuna de injurias después de haber acusado a los tres concejales de la formación de "ser representantes de ETA".