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TERRORISMO ISLAMISTA

La sombra del Estado Islámico planea sobre Europa

Por Selene PisabarroTiempo de lectura3 min
Internacional08-01-2015

Sus siglas son conocidas por todos, ya que cada vez están más presentes en el mundo. EI, IS o ISIS se refieren a lo mismo: al Estado Islámico. El autoproclamado califato en Irak y Siria expande el miedo no solo en Oriente Medio, sino que lo propaga hacia el norte y en todas las direcciones. Prueba de ello es el atentado de este miércoles en la sede del semanario satírico Charlie Hebdó.

Inmediatamente, las autoridades españolas han aumentado el nivel de alerta hasta el número 3, un nivel de intensidad baja pero que refuerza los dispositivos policiales en sitios estratégicos. De los 5 niveles, España adoptó el 2 el pasado septiembre cuando la coalición internacional comenzó sus ataques en Siria contra el Estado Islámico. Pero, ¿quiénes forman el Estado Islámico? Sus miembros son combatientes insurgentes que profesan la rama suní del Islam y que este verano inundaron de terror las calles iraquíes y sirias, asediándolas y proclamando su propio califato, que no entiende de gobiernos ni de fronteras geográficas. Quien dirige este “ejército del Islam” es Abu Bakr al-Bagdadhi, quien se hace llamar jefe de los musulmanes. A través de la sharia o la ley musulmana, el objetivo del EI es expandir su religión por todo el mundo y recuperar los antiguos territorios medievales. La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) ha alertado de que existen entre 20.000 y 31.500 combatientes del Estado Islámico y al menos 2.000 son occidentales. Se trata de una cifra que triplica a la de hace un año por lo que se cree, en parte, que se debe a los éxitos en el campo de batalla, la declaración del califato, una mayor actividad bélica y las nuevas vías de comunicación”, según el portavoz de la CIA, Ryan Trapani. Actualmente está en el punto de mira de la mayoría de países por el alto grado de violencia que emplean para frenar los ataques de Estados Unidos, así como por la brutalidad con la que asesina a los civiles. Precisamente, su extremismo se ha denotado en el atentado terrorista del miércoles que dejó 12 muertos y 4 heridos graves o el de este jueves a manos de un yihadista que ha matado a una policía y otro está en estado crítico. Lo mismo sucedió en diciembre, cuando un radical secuestro a una docena de personas en una cafetería de Sidney. No es difícil averiguar cuáles son sus métodos de financiación. Ya en junio, cuando tomaron Mosul, se apoderaron de 400 millones de dólares del Banco Central y de otras entidades de crédito de la ciudad iraquí. Pero, sin duda, los yihadistas del EI reciben dinero de doantes anónimos procedentes de Arabia Saudí, Kuwait o Qatar, que tienen como objetivo combatir a grandes enemigos como Damasco y Bagdad. No sólo así, sino que también reúnen capital a través del control de pozos petrolíferos en los territorios sirios e iraquíes. La preocupación que asola a Europa no es solo combatir el terrorismo fundamentalista y proteger a sus ciudadanos, sino que las autoridades tratan de frenar la vuelta de los retornados, es decir, antiguos ex combatientes que regresan a sus países para captar a más y futuros yihadistas. Estos emplean diversos métodos, incluso la propaganda a través de publicaciones de revistas y vídeos hollywoodienses que suben a la red en diferentes idiomas. Precisamente, el temor es que perpetren más atentados los más de 3.000 combatientes occidentales que han viajado a Irak o Siria. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ya ha explicado a diversos medios que la mayor amenaza es la de los yihadistas retornados, no la de los lobos solitarios. Es más, 70 de los desplazados pertenecen a España, de los cuales 10 han regresado pero la mitad están en prisión y la otra parte vigilados. Sin embargo, también hay más víctimas: los propios musulmanes. En Alemania, miles de ciudadanos se han manifestado durante estas últimas semanas en contra de la islamización que, dicen, vive el país. A simple vista podría no ser una amenaza, pero se está extendiendo a otros países, como Francia, donde la líder política Marine Le Pen aboga por la segmentación cultural. En Suecia hay cada vez más ataques contra las mezquitas y en Londres se produce discriminación hacia los musulmanes desde que en 2013 un lobo solitario asesinó a un soldado. Este jueves también se han producido varios incidentes, como explosiones cerca de mezquitas en el norte de Francia, en respuesta a la masacre cometida el día anterior en París. Sin duda, las dos caras de distintas monedas.