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ELECCIONES GRIEGAS

Grecia se cita con las urnas el 25 de enero tras fracasar en la elección de presidente

Por Jesús Espinosa Tiempo de lectura4 min
Internacional29-12-2014

El próximo 25 de enero Grecia tendrá que votar. El primer ministro, Antonis Samaras, se ha visto obligado a convocar elecciones anticipadas en el país porque su candidato a la Presidencia, Stavros Dimas, no ha salido elegido en el Parlamento. Se trataba de la tercera y decisiva votación.

"Mañana pediré al actual presidente de la República la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones para el 25 de enero", ha declarado Samaras minutos después de que finalizara el proceso de votación. La elección presidencial ha quedado sentenciada en escasos minutos, entre las 11:10 y las 11:35, hora española. Se trata de la tercera votación, las otras dos fueron el 17 y el 23 de diciembre. En esas, el umbral estaba en 200 votos y el candidato solo consiguió 160 y 160 respectivamente. En esta ocasión, Samaras lo tendrían un poco más fácil: necesitaba 180 votos para lograr elegir a Dimas. Una cifra, sin embargo, aún muy elevada para los apoyos reales que tenía. No lo consiguió. El proceso era el siguiente: los diputados griegos, al ser llamados en alto por su nombre, tenían que responder "si" o "presente" (éste último, en caso de votar en contra). La legislatura de Antonis Samaras, primer ministro griego, ha durado 2 años, desde el 20 de junio de 2012 que fue elegido. Su gobierno ha pasado por muchos altibajos, entre ellos el rescate de Europa, los cambios abruptos de Gobierno y el intento de tener contentos, a pesar de todo, a la troika europea. Además, el nombre de otros partidos como Syriza sobrevuelan las próximas elecciones generales con fuerza. De hecho, y según las últimas encuestas, el partido aliado, en España, con Podemos podría hacerse con la llave del Gobierno griego. La abrupta y complicada legislatura de Samaras La legislatura de Samaras se ha caracterizado por los cambios de Gobierno. El más reciente, el tercer y último cambio, se llevó a cabo cuando aún no se habían cumplido ni dos años de legislatura del presidente. Se vio como un intento a la desesperada de recuperar la popularidad perdida en las elecciones europeas. De la veintena de ministerios con los que contaba el Ejecutivo, diez cambiaron de titulares. La intención de Samarás era introducir algo de aire fresco a un Ejecutivo que apenas le ha durado un año, desde que la coalición tripartita que gobernaba (del partido conservador Nueva Democracia, ND, el socialdemócrata Pasok y el centroizquierdista Dimar) se rompiese por la decisión del primer ministro de cerrar abruptamente la radiotelevisión pública del país. Además, menos de doce meses después, las elecciones europeas dieron un toque de atención a los partidos del Gobierno (ND y Pasok), que perdieron conjuntamente el 11 % de sus votos frente a la oposición izquierdista de Syriza, que se proclamó vencedora de los comicios del 25 de mayo. La mayor parte de la Prensa del país coincidió en que, pese a la entrada de caras nuevas, hay pocos cambios de fondo en el nuevo gabinete. El rescate, la deuda soberana y la economía ha sido un tema clave en el gobierno de Samaras. Tanto que el puesto de Finanzas, uno de los más importantes, recayó en un tecnócrata, el economista Gikas Jarduvelis. Un hombre que tenía mala imagen por las políticas de austeridad pero que tendría contentos a la troika de acreedores y europeos al ser un personaje de carácter no partidista pero favorable a las reforma neoliberales. "Grecia tiene que encontrar su camino, no sólo debe enfrentarse a la troika. Hay mucho que hacer", afirmó Jarduvelis días después de ser elegido. Otro de los nombramientos clave dentro de la legislatura del presidente Samaras, al que le quedan menos de dos meses en el Gobierno griego, fue el del ministro de Sanidad, Makis Voridis. Un político calificado de extrema derecha porque, antes de acabar en ND, militó en varios partidos ultraderechistas y fascistas griegos. Además, tenía, y tiene, una muy buena relación política con Marine Le Pen, líder de un partido de extrema derecha francés. Samaras libró una lucha interna para liderar Nueva Democracia Todo empezó después de que Nueva Democracia perdiese rotundamente las Elecciones Legislativas de 2009, Kostas Karamanlis dimitió como cabeza del partido e inició una lucha por el liderazgo. Samaras optó a ser el líder de la formación. Las primeras encuestas mostraron que estaba a la par con la favorita inicial Dora Bakoyanni, antigua Ministra de Exteriores y antigua alcaldesa de Atenas. A partir de entonces, comenzaron las dispuestas y los juegos de poder internos: otro candidato al liderazgo, el antiguo ministro Dimitris Avramopoulos anunció que renunciaba a su candidatura y que apoyaría en su lugar la de Samaras. En ese momento, su candidatura se disparó en las encuestas de opinión y acabó la campaña como favorito. En las primeras horas de la mañana del 30 de noviembre de 2009, Samaras fue elegido nuevo líder del partido Nueva Democracia. Fue, más tarde, cuando su verdadero poder dentro de partido se hizo notar: expulsó a Bakoyanni (mayo de 2010) por desobedecer la disciplina de partido y votar a favor de una medida de austeridad solicitada por la Unión Europea-Fondo Monetario Internacional.