Sonda Philae
"Chury" ayudará a entender el origen del Universo
Por Selene Pisabarro
2 min
Sociedad14-11-2014
El miércoles, la sonda Rosetta consiguió posarse en un cometa tras un recorrido de 6.000 millones de kilómetros en diez años, un hito para la historia. Durante estos días, los científicos han celebrado por todo lo alto el avance de su investigación. Muchas veces, los estudios astronómicos no alcanzan la importancia que tienen para lograr entender el origen del ser humano y de los planetas
Un cometa consiste en una bola compuesta por los materiales que en el origen dieron forma al Sistema Solar hace más de 4.500 millones de años. Están compuestos por hielo, polvo, dióxido de carbono, agua, amoniaco y otros gases. En el momento que el sol calienta su núcleo, la capa de gas y polvo se evapora. Sin embargo, la parte por la que destacan es por la cola, que alcanza una longitud de cientos millones de kilómetros. Durante el trayecto que realizan, en algunas ocasiones pueden chocar entre ellos o con el sol. Tienen diferentes tipos de órbitas, incluso puede descomponerse si se acerca en exceso a la estrella. La parabólica o hiperbólica implica que el cometa se precipite hacia el sol, que lo rodee y no vuelva a él nunca más. Si se trata de la elíptica, volverá tarde o temprano ya que la curva es cerrada. El objetivo para la misión “Rosetta” de la Agencia Espacial del Espacio (ESA, por sus siglas en inglés) tiene desde el 2003 un nombre: el cometa “Chury”. Gracias a este, los científicos podrán estudiar el origen de la vida, la formación del Sistema Solar, la creación de los planetas e incluso cómo llegó el agua al planeta Tierra. Con su nombre genérico, 67P/Churyumov-Gerasimenko fue descubierto hace más de 40 años, concretamente en 1969. Sus descubridores y de quienes saca el nombre son dos astrónomos ucranianos, Klim Churyumov y Svetlana Gerasimenko, que realizaban investigaciones en el observatorio del Instituto de Astrofísica de Almá-Atá en Kazajstán y a día de hoy continúan en activo. La historia de “Chury” fue fortuita. Los dos astrónomos estaban estudiando el cometa 32P/Comas-Solà, descubierto unos años antes, en 1926. Dedicaron varias jornadas a sacar fotos de la región donde se encontraba pero, una noche, Svetlana estaba revelando una de las placas y se quedó sin el líquido necesario para llevar a cabo el proceso. Decidió terminar la placa sin el producto, lo que provocó que la fotografía se subrevelara y, por tanto, quedara inservible. Sin embargo, la experta vislumbró una mancha de luz diminuta que pensó que sería el cometa sobre el cual estaban investigando. No fue así, ya que durante las sucesivas semanas en las que estuvieron investigando las fotografías, cayeron en la cuenta de que no se trataba del que estaban estudiando, sino de otro nuevo ya que estaba a dos grados de separación del cometa 32P/Comas-Solà. Otro de los cometas más famosos es el Halley, que orbita alrededor del sol cada 76 años. Al ser un periodo corto de tiempo, es uno de los más conocidos, además de por su gran luminosidad, por lo que se puede percibir desde la Tierra sin problemas. Cuanto más se acerca un cometa al sol, más espectacular se ve desde nuestro planeta porque muchos de sus materiales se convierten en vapor y gas.