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UCRANIA

Los rebeldes prorrusos rechazan la "descentralización" de Poroshenko

Por Andrea Muñoz MartínTiempo de lectura2 min
Internacional09-06-2014

La zona este de Ucrania sigue sin conformarse. A pesar de las intenciones del presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, quien anunció el pasado domingo que, a lo largo de esta semana, el Gobierno esperaba un alto al fuego en esta zona este del país, los separatistas prorrusos han rechazado el plan de paz del recién investido presidente. De esta forma, continúa activo el mayor foco de tensión que no ha cesado en su lucha armada a pesar de los puentes de diálogo tendidos, al menos en apariencia, por Poroshenko.

“Se nos niega la federalización y el estatus federal de la lengua rusa", denunciaba Miroslav Rudenko, uno de los instigadores del movimiento prorruso en la región de Donbás. Los afines al Kremlin consideran insuficientes las medidas prometidas por el Gobierno ucraniano y se niegan, al menos de momento, a colaborar con Kiev. No confían, por ejemplo, en la amnistía para aquellos que no hayan cometidos de sangre y exigen una mayor independencia con respecto a Ucrania, negando el carácter regional de su lengua y su territorio y buscando sustituirlo por uno federal. Por ello, a pesar de las intenciones anunciadas durante el fin de semana por Poroshenko de estabilizar la situación en las regiones de Donetsk y Lugansk, la situación no ha cambiado. Algunos rebeldes han denunciado el lanzamiento de misiles en varias localidades: "Estos ataques son una demostración de las agresivas intenciones de Poroshenko en relación con los habitantes”, señalaba Rudenko, que opina que el actual presidente no sabe “hablar el idioma de la diplomacia” que pondrá trabas, sin duda, “a un arreglo pacífico”. Sin embargo, lo cierto es que sí ha habido un acercamiento entre Ucrania y Rusia, al menos, desde el punto de vista diplomático. Tras el encuentro de los líderes de ambos países en los festejos del aniversario del desembarco de Normandía y la declaración pública de diálogo por parte de Poroshenko durante su investidura, varias fuentes han señalado que ya se ha producido un acercamiento entre el Kremlin y Kiev. De este modo, Rusia espera una declaración de alto al fuego por parte del Gobierno ucraniano; así, varios de sus dirigentes, como la presidenta del Senado, Valentina Matviyenko, han señalado que: “Rusia estará dispuesta a hacer todo lo posible para que la otra parte deponga las armas y se siente a la mesa de negociaciones". El conflicto parece, al menos, vislumbrar intenciones de diálogo por parte de ambas partes. Sin embargo, desde el comienzo de las protestas en Ucrania a finales del año pasado, lo cierto es que el país se ha convertido, prácticamente, en una montaña rusa. Tras el cese en febrero del expresidente Víktor Yanukovich y la declaración independentista del territorio ucraniano de Crimea, la tensión no ha hecho más que aumentar. Además de la proliferación de territorios declarados prorrusos, hay que sumar el recelo cada vez mayor entre Rusia y el resto de occidente, que ha tomado cartas en el asunto imponiendo sanciones de toda índole al país eslavo. La proclamación del nuevo presidente deja la puerta abierta al comienzo de las negociaciones que pueden poner fin al conflicto que se ha cobrado la vida de cientos de personas.