ARTE
La Edad de Hielo llega a Santander
Por Cristina González Boyarizo
3 min
Cultura04-07-2013
Pinturas rupestres, objetos decorados, retablos de la época de Altamira, esculturas y grabados modelados por manos anónimas conviven con obras maestras de los tiempos de Matisse y Miró en una exposición única que se remonta a los orígenes del arte con una muestra de este en el Renacimiento de la Edad de Hielo.
El lugar escogido para un despliegue así de cultura pictórica es Santander, con una iniciativa de la Fundación Botín y el British Museum. Hasta el 29 de septiembre, todo amante del arte podrá disfrutar de las antípodas de su principal afición, pudiendo contemplar piezas procedentes de hasta nueve museos de España, Francia, Alemania y Gran Bretaña con 12.000 o hasta 20.000 años de antigüedad. La idea original surgió en la muestra Arte en la Edad de Hielo: La llegada de la mentalidad moderna, que tuvo lugar a principios de este año en el Museo Británico de Londres y que reunía reliquias de 40.000 años atrás. La presente, no obstante, solo ofrece piezas de Altamira para ilustrar el recorrido de ciertas técnicas y manifestaciones artísticas que perduran más o menos fieles en el tiempo. El punto fuerte de la colección es que aglutina, como la inglesa, piezas del paleolítico con obras de pintores del siglo pasado. Un ejemplo ilustrativo son los cuadros o manifestaciones que recrean el cuerpo femenino desde las antípodas hasta una actualidad relativa. Algunos de los mejores hallazgos que se pueden admirar son, por mencionar alguno, Renos nadadores, procedentes de Montastruc Bruniquel (Francia) hechos de algo tan delicado como marfil de mamut, que hasta ahora permaneció en Inglaterra y es expuesto exclusivamente para esta ocasión. Otra pieza única es Jarama II, una escultura de glotón que hasta ahora no había sido mostrada ni siquiera en Londres por su extrema delicadeza. Ha sido cedida para la ocasión por el Museo Arqueológico de Madrid. Jill Cook, conservadora jefe del Departamento de Paleolítico y Mesolítico del British Museum ha querido implicarse mucho en esta iniciativa. Su principal objetivo es lograr que el visitante estudie el arte de sus antepasados de una forma completamente innovadora, como parte de la historia, esencia y alma humana. Pretende conseguir que el público deje de sentirse espectador para empezar a ser parte activa de un museo, algo que, para ella, complementa al hombre y a su cultura de la humanidad. Como Cook ha afirmado que "detrás de esta exhibición están las manos de artistas experimentados capaces de crear representaciones abstractas y objetos concebidos sin una función concreta, que buscaban exaltar las emociones”. En cuanto a la obra Jarama II, la responsable explica que esta permanece en territorio inglés desde el siglo XIX debido a que el Louvre se la cedió negándose a exponer en sus salas productos elaborados por “salvajes”. La encargada afirma que es un "sentiento predilección por esta manifestación de cultura y por Altamira, cuna del arte que cambió radicalmente la concepción que se tenía de esta materia, emprendiendo un viaje esencial para la humanidad”. La mayoría de “tesoros” hacen hincapié en señalar la existencia de pinturas rupestres en una época relativamente próxima, dejando latente que no hay una brecha temporal como tal, que el cerebro de los inventores de ayer y hoy es el mismo. La visita concluye con una especie de recreación en una cueva prehistórica donde el espectador podrá ponerse en la piel de esos australopitecos de entonces y disfrutar en primera mano de su experiencia moldeadora. Originalidad en estado puro para concluir un recorrido al más puro estilo de lección arqueológica y artística.