Una mezquita abre el debate sobre la integración y la convivencia
Por Mª Jesús Torres2 min
España24-05-2002
La construcción de una mezquita ha sido la causa de que el clima de convivencia en Premià de Mar (Barcelona) se haya deteriorado en los últimos días y de que se haya encendido la alarma política por un problema que va más allá de lo que parece.Hasta hace poco, utilizaban un local del que fueron expulsados por las denuncias de los vecinos.
Pasaron a ocupar el colegio Voramar, del que también tuvieron que salir, hecho que motivó la ruptura del diálogo con la alcaldía. Entonces, se plantearon la construcción de una mezquita en la céntrica calle de Joan Prim, donde el colectivo musulmán posee un terreno para el que ya tiene las licencias de obras y de actividad. El Ayuntamiento, para evitar el conflicto, trató desde ese momento de convencer al colectivo para que edificaran la mezquita en el polígono industrial del barrio de Banyeres, en un solar cedido para tal efecto. Pero las negociaciones ya estaban rotas y el diálogo no era posible. Hace dos fines de semana, Premià vivió las consecuencias de la acción organizada por Plataforma per Catalunya, un nuevo partido ultraderechista, que convocó a un millar de personas a manifestarse en contra de la construcción de la mezquita. Los manifestantes se agruparon tras una pancarta que decía en catalán: "Defender tus derechos no es ser racista. No a la mezquita de Premià de Mar". Esta marcha topó con una contramanifestación antifascista, lo que provocó que las protestas acabaran en violencia. A todo esto se sumó la negación del imán de la localidad a hablar con la alcaldesa por ser una mujer. El secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya, se lamentó por "la actitud intolerante y antidemocrática del imán" y pidió que los líderes religiosos incapaces de respetar al país que los acoge sean expulsados. La población no es el único campo de batalla. Los distintos grupos políticos viven su propio enfrentamiento. El lunes pasado se reunían en el consistorio municipal el gobierno del Ayuntamiento, liderado por la socialista María Jesús Fanego, con el objeto de "buscar soluciones consensuadas y unitarias" al conflicto suscitado por la construcción de la mezquita. Un día después, la alcaldesa consiguió reunirse con cinco representantes islámicos. Tras el encuentro el Ayuntamiento, ofreció a la comunidad musulmana la escuela Voramar de este municipio como mezquita provisional a la espera de que se reanuden las negociaciones y que se reduzca la tensión. Los musulmanes aceptaban el diálogo pero no había discusión sobre la construcción de la mezquita en el centro de Premià, pese a tener todo el derecho para ello.