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OVEJA DOLLY

Clonación humana: jugando a ser Dios

Por Gloria Villoria PrietoTiempo de lectura2 min
Sociedad29-03-2001

Más allá de los planteamientos éticos o religiosos, desde la comunidad científica se advierte de que la clonación de seres humanos puede acarrear daños físicos y psicológicos irreversibles en el embrión clonado. Así como la célebre novela Frankenstein tiene un final profundamente dramático, según los creadores de la oveja Dolly, clonar seres humanos puede dar resultados aberrantes.

Y es que, aunque en teoría, el sujeto clonado es genéticamente idéntico al original, es muy frecuente que algunos genes de la célula adulta estén activados y otros, reprimidos, a veces de forma muy estable. Cuando el núcleo se transfiere a un óvulo, ese patrón de actividad genética tiene que reprogramarse para adoptar el patrón típico de un embrión. Las células que, en el curso normal de la vida, dan lugar a los óvulos y a los espermatozoides, ejecutan esa reprogramación sin ningún problema. Pero cuentan para ello con meses o años. El núcleo adulto introducido artificialmente en un óvulo sólo tiene unos minutos, y por eso el proceso falla muy a menudo. Si fallara mucho, el embrión mororía. Si fallara sólo un poco, el niño nacería con malformaciones. Insuficiencias respiratorias, problemas cardiovasculares, daños inmunológicos, malformaciones renales y deficiencias mentales, son algunas de las principales taras vitalicias con las que podrían nacer los niños fruto de la clonación, en palabras de Ian Wilmut, del Instituto Roslin -el padre de la oveja Dolly- y Rudolf Jaenisch, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), líder en la clonación de ratones. Por ello, dadas las dificultades que ya de por sí se experimentan en la clonación animal, que requiere de una media de 200 intentos para considerarla exitosa, muchos padres de la clonación dicen no a esta práctica en seres humanos. A pesar de ello, el ginecólogo italiano, experto en reproducción asistida, no se ha echado atrás, y ya cuenta con unos 600 matrimonios estériles voluntarios, dispuestos a ponerse en sus manos. Pero Severino Antinori no está sólo: en Estados Unidos, el científico y experto en reproducción Panayiotis Zavos, del Kentucky Center for Reproductive Medicine en Lexington, anunció el viernes "el primer esfuerzo serio" para clonar seres humanos y permitir de esta forma que algunas parejas estériles puedan tener niños. La novela de Mary Shelley puede estar muy cerca de llevarse a la práctica.